Por Analía Martoglio
Especial para HDC
Nuestras mascotas son algo más que una simple compañía. Son nuestros amigos incondicionales, son miembros importantes de nuestras familias que nos brindan todo a cambio de muy poco.
Con ellos compartimos nuestras vidas y nuestra rutina, creamos una convivencia entre especies distintas y si bien esto puede ser algo hermoso, como toda convivencia, a veces genera problemas. En general, los inconvenientes se producen por falta de comunicación o entendimiento entre ambas partes: humanos y animales.
Así sucede que tenemos mascotas, disfrutamos su cercanía, pero no entendemos completamente su comportamiento o las motivaciones que guían su conducta. Convivimos con ellos sin saber que si nos esforzáramos por comprenderlos disfrutaríamos mucho más del vínculo que compartimos.
Es en este punto que la Etología surge como una herramienta esencial para ayudarnos. En un sentido amplio, esta ciencia estudia el comportamiento normal de los animales en su medio natural o común. En particular, aborda la conducta animal al convivir con humanos, tanto sus causas como sus funciones.
Es decir, que un animal en libertad, en su vida salvaje, no tiene problemas de conducta. Lo que sucede es que en la actualidad, y debido a la domesticación, tenemos a perros y gatos en nuestras vidas, a los que les proporcionamos sus recursos básicos, mientras ellos nos ofrecen su compañía incondicional, en una relación de mutualismo recíproco. Y si bien este vínculo lleva forjándose hace miles de años, todavía no está siquiera cerca de ser el ideal.
La Etología entonces es la clave para comprender a nuestras mascotas y llevar nuestra convivencia a un nivel más elevado. A través de ella, podemos entender cuál el origen de su comportamiento, las causas que lo generan y las acciones que debemos emprender para modificar su conducta si es necesario.
Quienes pueden acercar esta ciencia a nosotros los propietarios, son los profesionales que se dedican a ella. Para profundizar más sobre esta rama de la biología, HOY DÍA CÓRDOBA entrevistó al médico veterinario Fernando Catrina, quien se especializa en comportamiento canino y felino y ejerce la profesión en nuestra provincia hace casi 30 años.
HDC: ¿Cómo se trabaja en etología animal?
FC: Se realizan las consultas en el domicilio porque tanto los humanos como los perros y gatos, somos animales territoriales. No es lo mismo el problema que uno pueda tener dentro del territorio al que sucede cuando uno sale del territorio.
Yendo al consultorio el comportamiento tanto del animal como del propietario cambia, y el dueño del perro tiene problemas en su domicilio. Por lo tanto, hay que ingresar en la intimidad del propietario y su mascota, para brindarle las herramientas que necesita para solucionar sus problemas.
La forma en que se procede es hacer toda una evaluación del grupo que convive con la mascota y generalmente son tratamientos grupales donde se trata a todos los integrantes de la familia. Debido al lenguaje gestual de nuestros animales, para ellos es más importante lo que hacemos que lo que decimos, entonces si queremos que el perro cambie, tenemos que cambiar la forma en la que nos comportamos en la convivencia.
Hacemos el diagnóstico, establecemos un pronóstico y en el caso de que este sea favorable, definimos cuál sería el tratamiento adecuado y las pautas de manejo para los propietarios.
En el caso del perro, aprovechando el lenguaje gestual tratamos que los propietarios modifiquen su conducta haciendo cosas o dejando de hacer otras para que los perros se puedan adaptar a ese nuevo mensaje.
En el caso de los gatos, que su comportamiento normal es perseguir objetos en movimiento, cuando hay un problema de agresión generalmente se da porque son gatos que no tienen estímulos y lo único que se mueve en un departamento son sus propietarios, entonces trata de cazar” a su dueño en modo juego pero siendo agresivo.
En estos casos, debemos redirigir ese comportamiento hacia objetos y no debemos jugar con ellos moviendo las manos o las piernas para que las ataque.
HDC: ¿Se puede decir que es un adiestrador?
FC: El adiestramiento consiste en que el animal asocie una palabra o comando a una acción, y esto a través de un refuerzo que generalmente es de comida. Eso no se relaciona con los problemas de convivencia o de comportamiento. Yo me dedico a mejorar el vínculo entre los dueños y sus mascotas porque ellas necesitan que sus propietarios tomen las riendas del grupo para poder relajarse.
HDC: ¿El castigo es una opción en este proceso?
FC: El castigo siempre está presente, pero hay varios tipos: físico, verbal, social o territorial. La definición de castigo es: el estímulo necesario para detener un comportamiento y disminuir la probabilidad de que se vuelva a repetir. Yo estoy de acuerdo en los castigos verbales, hay que implementarlo con nuestras mascotas. No así con el físico.
Una sociedad sin castigo, en su verdadera definición, no funciona. Por lo tanto, en la sociedad mascota-propietario es fundamental, es parte de los límites que nosotros como responsables del grupo debemos implementar en nuestra convivencia y así prepararlos para el resto de la vida.
Normalmente se asocia castigo con castigo físico y decir NO” o QUEDATE” pueden ser correctivos verbales útiles. Es muy importante que los humanos nos transformemos en tutores de nuestras mascotas y los tutores, como aquellos que les colocamos a las plantas, son firmes.
Pero no debemos confundir firmeza con violencia o agresión. Firme es mantenerse bajo ciertas estructuras y límites y no ceder. Nuestras mascotas necesitan que nosotros seamos firmes y rutinarios para ellos poder adaptarse y predecir lo que nosotros vamos a hacer. De esa forma, vamos a crear un círculo de confianza que luego va a ser un vínculo de respeto. Lo que nosotros debemos lograr con nuestras mascotas es confianza y respeto.
HDC: ¿Cuáles son las consultas más frecuentes?
FC: Las causas son muy diversas, hay perros que comen cualquier cosa como trozos de paredes o juguetes de los niños, otros perros tienen trastornos de agresividad hacia sus propietarios o hacia personas desconocidas.
En la mayoría de los casos existe una base ansiosa que se origina en un trastorno de comunicación. Esto sucede porque humanos y perros hablamos diferentes idiomas y esa incomprensión genera ansiedad. Además, muchas veces lo propietarios tratan a sus perros como si fueran niños o como un par, y los animales no entienden esto y generan un cuadro de ansiedad.
En el caso de los gatos ellos son más susceptibles a las modificaciones que se producen en el entorno. Muchas veces las consultas son por agresión hacia los propietarios o hacia visitas, también por juegos bruscos, por gatos que se escapan o que no hacen sus necesidades en su arenero.
HDC: ¿Qué cambios notó en las consultas cuando comenzó el confinamiento obligatorio por la pandemia?
FC: Los cambios en los hábitos de los propietarios han hecho que se noten más algunos tipos de trastornos. Por ejemplo, es más difícil que los perros que necesitan interacción con seres de su misma especie o de otra, se acostumbren a estar solos porque no han tenido oportunidad de practicar ya que sus propietarios estuvieron permanentemente con ellos. Esos casos han aumentado.
Pero en realidad, las consultas han aumentado porque al estar más tiempo en la casa, el dueño se volvió más consciente de problemas que ya existían previamente, pero que han notado con el aumento del tiempo de convivencia.
Siempre hay que pensar en el bienestar de las mascotas, a veces los humanos nos aprovechamos de sus capacidades y costumbres de adaptarse a distintas circunstancias. Muchas veces la necesidad humana de personas solas hace que generen esa dependencia de la mascota hacia su propietario y en el momento que hay que separarse notamos los problemas.
En el caso de los gatos, creo que es el que más sufre el hecho de que el propietario esté más tiempo en la casa. Quizás son gatos acostumbrados a que sus dueños trabajen bastantes horas del día en una oficina o en otro lugar y ahora que lo hacen directamente desde la casa se manifiestan los problemas.
HDC: ¿La base del comportamiento animal es genética?
FC: El comportamiento tiene una base genética o hereditaria y una base de aprendizaje, que es la capacidad de adaptarse al entorno donde el animal es criado.
Tanto los perros como los gatos nacen con el sistema nervioso inmaduro entonces en esos períodos sensibles (que en el gato son los primeros tres meses y en el perro podemos extendernos hasta los cuatro meses) van a tener influencias posteriores en el comportamiento.
De cualquier forma, tanto el carácter como el temperamento son algo hereditario, ya se nace con eso, después uno lo puede ir amoldando a las circunstancias de vida. Si nuestras mascotas en esos períodos sensibles no se adaptan a algo no quiere decir que no lo harán en el resto de la vida, sino que es más difícil generar esa adaptación.
La prevención siempre es fundamental. Si yo tengo una perra que tiene cría dentro de mi casa y los cachorros no ven ni a otras personas ni a otros perros o especies, ni salen de mi casa, ni tienen contacto con el mundo exterior durante los 4 primeros meses, cuando después los intente sacar seguramente habrá un comportamiento de miedo y temor hacia lo desconocido.
La neofobia o el temor a lo nuevo, que es un comportamiento normal en todas las especies, estará mucho más marcado en un animal que no ha tenido la posibilidad de adaptarse a estímulos como el ruido de una motocicleta o de personas corriendo. Un perro que si ha estado frente a esos estímulos y se ha adaptado no los percibe como negativos.
HDC: En cuanto a la adopción o rescate de animales callejeros… ¿cómo los adaptamos a convivir con nosotros?
FC: Muchas veces no se hace la selección necesaria de los perros que uno recoge de la vía pública. Lo que se debería hacer es una caracterización comportamental del animal que hemos recogido de la calle y tratar de buscar el propietario que esa mascota necesita, y no la mascota que necesita el propietario.
Para ellos es un cambio de rutina muy grande, sobre todo cuando son animales jóvenes o adultos. El perro de la calle tiene una rutina muy particular: debe recorrer grandes distancias, elige lo que come (esta basura si, esta otra no), tiene un motivo para vivir y te diría que son mucho más sanos mentalmente que un perro que está dentro de un hogar, son más naturalmente perros.
Con esto no quiero promover para nada que el perro sea callejero, al contrario, no debería existir ningún animal suelto en la calle. Te diría que un 70%, sino más de los animales que están en la vía pública han nacido en un hogar y luego han sido abandonados.
Además, el animal de la calle es un riesgo sanitario muy grande porque más allá de las mordeduras, está la diseminación de materia fecal, de basura al romper las bolsas, hacer caer a un ciclista o motociclista con las lesiones que esto puede generar, y también el ataque a personas en grupos de perros o jaurías que uno lo ve cotidianamente.
HDC: ¿Pueden ayudar las campañas de esterilización?
FC: La castración masiva es un error. Una perra tiene celo en promedio dos veces al año, pero la cantidad de cría que tiene no necesariamente va a sobrevivir, porque al estar en la vía pública con una alimentación no equilibrada y al no estar vacunados la supervivencia es baja.
Si bien hay que castrar a los animales en la vía pública, con la castración sola no hacemos nada, porque lo único que evitamos es que animal se reproduzca pero no vamos a evitar que siga defecando, que siga contaminando con parásitos internos que pueden afectar a niños y adultos, que rompa bolsas de basura, que dejen de hacer caer a un motociclista o que muerdan a otras personas.
Lo ideal es la concientización, es muy importante generar educación. Es necesario aprender que las mascotas no necesitan salir a la calle para distraerse sino que tenemos que generar los espacios para que haya una buena convivencia. El mejor ejercicio que pueden hacer nuestras mascotas es el mental, complacer a su propietario y vivir junto a su dueño de la forma que el animal lo necesite.
HDC: ¿Entonces no es necesario sacarlos a pasear?
FC: Si nosotros nos capacitamos, el perro no necesitaría salir a la vía púbica para hacer ejercicio. Muchos sacan a sus perros a pasear para que se cansen” y después vuelvan tranquilos a la casa, pero es como si nosotros fuéramos al gimnasio.
Las primeras clases el ejercicio que hacemos es poco porque nos cansamos muy rápido, pero a medida que nos acostumbramos vamos habituando nuestro cuerpo a generar una resistencia al cansancio que cada vez necesito estar más tiempo o ir más veces para poder cansarme.
Bueno, en el caso de los perros es igual, si yo pretendo sacar a mi perro para que se canse, cada vez lo tengo que sacar más veces, más tiempo y más distancia para lograr ese objetivo.
Si el perro sale a la vía pública totalmente excitado cuando ve que el propietario le está por poner la correa, ladrando a todos, interactúa inadecuadamente con otros perros, esa salida en lugar de ser ansiolítica es ansiogénica, se genera mayor excitación al volver al hogar.
HDC: ¿Por lo tanto, que deberíamos hacer?
FC: Lo ideal sería compartir con nuestra mascota tiempo de calidad, por eso es importante capacitarnos y consultar con los veterinarios de cabecera que es lo que necesita nuestro perro. Luego si es necesario, hacer cursos o aprender sobre el comportamiento de los animales para darles lo que nuestras mascotas necesitan, pero sólo lo que necesitan y en el momento que lo necesitan y no «empacharlos» de la interacción humana.