Un animal de compañía establece vínculos con las personas de su alrededor. Su presencia impacta en su vida, en sus rutinas, pero también en su salud. Existen numerosas investigaciones científicas que demuestran que la convivencia con los animales resulta beneficiosa en múltiples aspectos. Quizá por ello, otros estudios apuntan que un 75% de la población tiene actitudes muy favorables hacia los animales de compañía.
Las mascotas son fieles, cariñosas y unas excelentes compañeras de vida. Su manera de tratarnos tiene un impacto muy positivo en nuestras vidas y, especialmente, en nuestro bienestar mental. De ahí que incluso se relacionen con fines terapéuticos. Por ello, durante esta pandemia la compañía de las mascotas ha cobrado tanto valor.
UN VÍNCULO INNATO
Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en el departamento de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que, si analizamos la convivencia cotidiana entre los perros y las personas, vemos que existe un vínculo que otorga beneficios desde el punto de vista psicológico.
Cuando se produce ese contacto, en muy poco tiempo se desarrolla un vínculo de forma bidireccional, se vinculan de diferente forma pero la vinculación es mutua. Es casi como una reacción química, como que pones juntos dos reactivos y no puedes evitar que no reaccionen entre ellos”, señala.
BENEFICIOS
Los fundadores de Kiwoko, una compañía dedicada al cuidado animal, apuntan algunos de los beneficios para la salud mental que tiene la convivencia con las mascotas.
Reducen estrés
Desde que se decretó el confinamiento obligatorio hace más de un año, las interacciones sociales se han visto reducidas. Muchos expertos señalan que, en estas circunstancias, estar acompañados de una mascota nos puede facilitar el día a día. Incluso afirman haber notado un descenso en los indicadores de estrés y ansiedad de quienes tienen un animal en su casa.
Un remedio contra la depresión
Diferentes estudios señalan que las personas que interactúan y conviven con mascotas muestran una relajación en los síntomas de la depresión”, añaden los expertos. La responsabilidad de tener una mascota conlleva hacer un cambio de tu rutina. Sacar a pasear al perro, por ejemplo, es una gran ayuda para mantenerse activo y salir.
Fuente de felicidad
Con sus travesuras y sus juegos, las mascotas nos conceden momentos entrañables. No es casualidad que la mayoría de personas sintamos un afección positiva de forma natural por los animales. Fatjó comenta que más allá del hecho cultural, existen justificaciones científicas que corraboran este hecho.
Se activan los mismos mecanismos neurofisiológicos que observas en las relaciones interpersonales; por ejemplo se liberan los mediadores químicos que normalmente se ponen en marcha en situaciones de interacción social”, indica. Algunas sustancias asociadas con el placer del contacto social, como la citosina o la dopamina, aumentan con esta interacción con los animales.
Ayudan a combatir la soledad
En estos tiempos, el apoyo incondicional de las mascotas es un gran aliado cuando no podemos ver a nuestros familiares o amigos. Pueden resultar especialmente útiles a las personas mayores para combatir la temida soledad.
Aumenta el sentimiento de responsabilidad
El cuidado de un animal comporta una serie de responsabilidades que puede suponer un excelente entrenamiento para los más pequeños de la casa. Al pasar más tiempo en casa, una mascota puede ser muy beneficiosa para desarrollar un buen sentido de la responsabilidad y mejorar la disciplina, porque aprenden a cuidar de otro ser vivo mientras reciben cariño y mimos incondicionales de sus amigos peludos”, indican los fundadores de Kiwoko.
Refuerzan la autoestima
De la misma manera, la compañía de mascotas mejora la confianza y la autoestima, especialmente en los niños, porque los animales no juzgan ni ridiculizan los fallos o los errores. Ahora que las clases online abundan, la presencia de una mascota puede ayudarles a sentirse más seguros mientras realizan ciertas tareas como, por ejemplo, leer en voz alta”, señalan los expertos.
Mejoran la vida social
Aunque nuestra vida social se ha visto reducida, tener una mascota es ideal para establecer rutinas de una vida más activa, además de fomentar y disfrutar del ejercicio. El hecho de encontrarnos a personas mientras paseamos a nuestro perro abre nuestra mente. Compartir gustos, aficiones o simplemente una conversación agradable es clave en estos tiempos en que las opciones de ocio e interacción social aún están muy restringidas.
INTERVENCIONES ASISTIDAS CON ANIMALES
Todos estos beneficios de la interacción con animales, junto a la predisposición que sentimos las personas por los animales de compañía, ha llevado a que numerosos terapeutas los incluyan en sus sesiones. Las terapias o intervenciones asistidas con animales consisten en incorporar a las sesiones educativas o terapéuticas la participación de un animal de compañía, tratándose generalmente de un perro.
En este sentido, Fatjó comenta que este tipo de terapia traslada ese vínculo innato que mantenemos con los animales a un entorno terapéutico de una manera más ordenada y sofisticada. Lo ves en un rango de aplicaciones enorme, siguiendo la filosofía de allí donde hay una persona y hay un animal puedes aprovechar los beneficios del vínculo. Siendo un fenómeno global, en la población infantil y juvenil es más eficaz quizá que en otros colectivos”, expresa el experto.