La calificación de “persona no humana” aplicada de manera inédita a la orangutana Sandra en 2014, el juicio al hombre que despellejó vivo al perro Chocolate, que murió días después, y el rescate de Coco, un mono carayá que fue hallado con su cuerpo atrofiado por los malos tratos recibidos en una casona porteña, pusieron luz en los últimos años sobre algunos avances en la justicia frente a la escasa normativa contra el maltrato animal.
Nuevas figuras jurídicas y fallos novedosos surgieron para salvaguardar los derechos de los animales, como ocurrió con Sandra, una orangutána nacida en cautiverio en 1986 que se convirtió en la primera “persona no humana” reconocida como sujeto de derechos por la justicia argentina en 2014.
Sandra pasó 20 años en el exzoológico de Buenos Aires, actualmente Ecoparque, en Palermo, hasta que en un fallo sin precedentes la jueza Elena Liberatori la consideró “un ser sintiente” y ordenó al Gobierno porteño garantizarle “las condiciones naturales del hábitat y las actividades necesarias para preservar sus habilidades cognitivas”.
En el 2019 Sandra fue trasladada al Centro para Grandes Simios en el estado de Florida, Estados Unidos, donde vive actualmente.
A la historia de la orangutana le siguieron la de la chimpancé Cecilia y la elefanta Mara, también declaradas como sujetos de derecho.
Cecilia, que pasó dos décadas en el zoo de Mendoza, fue trasladada por un fallo judicial en 2017 al Santuario de Sorocaba, en Brasil; y Mara derivada del Ecoparque porteño a un santuario de elefantes ubicado en Mato Grosso en un operativo realizado en mayo de 2020, en medio de la pandemia de coronavirus.
El caso de Coco, un mono carayá rescatado en un allanamiento en diciembre pasado en el barrio de Belgrano, mientras se realizaba una multitudinaria fiesta, se sumó a la larga historia de animales maltratados.
A Coco lo encontraron encerrado en un armario sin luz ni agua ni ventilación y en pésimas condiciones de salud con partes del cuerpo atrofiadas y malformaciones.
Actualmente se encuentra en la Fundación Zorba a la espera de un informe de la Asociación de Primatología Argentina (Aprima) sobre su estado de salud que determinará si es viable su traslado al centro de rescate del “Proyecto Carayá”, en la provincia de Córdoba.
El organizador de la fiesta fue imputado por tenencia ilegítima de especies provenientes del tráfico de fauna silvestre.
Peor fue el crimen del perro Chocolate el que marcó un punto de inflexión, al llegar su caso por primera vez a un juicio oral y público por maltrato animal.
El cachorro de tres meses fue despellejado vivo y luego de una agonía de ocho días en una veterinaria falleció en la ciudad cordobesa de San Francisco en 2017, un crimen por el que fue acusado el peluquero Germán Gómez que vivía al lado de la casa donde estaba el animal.
Gómez fue condenado en 2018 a un año de prisión condicional, y a realizar tareas comunitarias durante dos años.
Al igual que Chocolate, el caso de Rubio, un perro callejero que vivía en una estación de servicio en la ciudad bonaerense de Mar del Tuyú y murió en 2019 por las heridas que tuvo tras ser atado por Adrián Guillermo Rodríguez a una camioneta y arrastrado a gran velocidad, irá a juicio entre el 19 y 20 de mayo, y se prevé que se presenten unos 40 testigos.