LONDRES.- La idea de un “Brexit duro” logró ayer un espaldarazo luego que la primera ministra Theresa May sufriera una dura derrota parlamentaria a una semana de la votación en la cual Gran Bretaña decidirá si finalmente pone en marcha la salida de la Unión Europea (UE). De los 303 diputados que asistieron ayer al Parlamento, unos 296 respaldaron una enmienda que bloquea la capacidad económica del Ejecutivo para hacer frente a una salida de la Unión Europea sin acuerdo.
La laborista Yvette Cooper y la conservadora Nick Morgan debatieron, sin la efervescencia esperada en un caso como este, sobre los riesgos a los que se enfrenta Reino Unido si el próximo 29 de marzo abandona la Unión Europea sin haber aprobado en acuerdo de salida alcanzado con Bruselas. El motivo es que ambas son las autoras de la enmienda 7 a la Ley de Presupuestos, que impedirá a May subir ciertos impuestos y tomar otro tipo de medidas financieras sin autorización del Parlamento en caso de un Brexit sin acuerdo. “Se trata de un asunto demasiado serio como para jugar a ver quién es más valiente. El país no puede permitirse esperar a ver quién de los dos bandos pestañea primero”, advirtió Cooper.
La enmienda se incorporará a la ley de presupuestos y condicionará la previsión que se había otorgado a sí mismo el Gobierno para modificar los impuestos en el caso de que un Brexit sin acuerdo requiriera de ingresos adicionales para hacerle frente. Exige tres condiciones para permitir al Ejecutivo el uso de esa prerrogativa: aprobar un Brexit atemperado, el propio Parlamento da su visto bueno a una salida por la fuerza, o en último extremo se negocia una extensión del artículo 50, la cláusula que activó Reino Unido para iniciar su salida de la UE y que fijó la fecha del 29 de marzo, que permita retomar las negociaciones.