La decisión implicaría eludir al Congreso, donde los demócratas la su solicitud de 5.700 millones de dólares para levantarlo. “O tenemos una victoria, llegamos a un acuerdo porque creo que un acuerdo es una victoria para todos, o declararé la emergencia”, señaló Trump. La declaración le permitiría acceder a fondos federales destinados a las fuerzas militares y redirigirlos para construir el muro que prometió durante su campaña.
Pero se trataría de una utilización de los poderes presidenciales poco ortodoxa, que sin duda desencadenaría una ardua batalla constitucional. Incluso algunos congresistas republicanos han señalado que se trataría de una interferencia sin precedentes en las competencias que tiene el Congreso en la asignación de fondos, solo justificada en las circunstancias más excepcionales.
Desde 1979, ha habido un total de 31 declaraciones de emergencia nacionales, la mayoría relacionadas con guerras o catástrofes naturales. Trump ha recurrido a ella en tres ocasiones: para poder para imponer sanciones a abusadores de derechos humanos (diciembre de 2017), para castigar a agentes extranjeros que interfieran en elecciones estadounidenses (septiembre de 2018) y para castigar a miembros del Gobierno nicaragüense, en medio de las protestas violentas en el país (noviembre de 2018).