Francisco encarará esta semana una de las iniciativas más ambiciosas de su papado en pos de renovar la iglesia católica: reunirá a todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo en el Vaticano para una cumbre histórica que abordará los abusos sexuales a menores, un fenómeno que llevó a una crisis inédita de la institución en todos los continentes del globo.
“Los invito a orar por esta reunión, que considero un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo”, pidió el papa frente a la multitud de fieles reunidos el domingo en la plaza de San Pedro para la tradicional oración del Ángelus. Sus palabras no eran vacuas: Francisco reconoce la gravedad de la situación y sus consecuencias sobre la credibilidad de la institución, minada por décadas de abusos y encubrimientos.
Su respuesta intenta estar a la altura de la crisis: considerada como un Sínodo de emergencia, la cumbre convocada del 21 al 24 de febrero en el Vaticano será la primera de su tipo, y buscará respuestas concretas a la epidemia de casos de pedofilia en la iglesia. Reunirá a los líderes de las 113 conferencias episcopales de todo el mundo, así como también a los superiores de las congregaciones, con grupos de víctimas de curas pederastas, que llevarán a unas 200 personas abusadas de todos los rincones.
Su primer objetivo será que tomen conciencia del fenómeno por más doloroso y dramático que sea. “Es el momento de la verdad. Aunque dé miedo y nos humille”, reconoció el arzobispo maltés Charles Scicluna, autor entre otros del informe sobre el fundador de los Legionarios de Cristo, el fallecido mexicano Marcial Maciel, entre los escándalos más graves de pedofilia registrados en la iglesia.
Pero el objetivo final será encontrar medidas para auspiciar los cambios necesarios para salvar a la iglesia de un daño que viene destruyendo su credibilidad ante los 1.300 millones de fieles que profesan esa religión en el mundo entero.
Como gesto previo, el fin de semana Francisco aplicó el castigo más grave previsto en el derecho canónico para un miembro de la iglesia: expulsó al emblemático ex arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, del sacerdocio católico por las comprobadas denuncias de abusos sexuales a menores en su contra. El mensaje pretende ser claro: el papa irá a fondo contra la problemática.
Denuncian al nuncio apostólico en Francia
Una segunda denuncia por agresiones sexuales fue presentada contra el nuncio apostólico en Francia, monseñor Luigi Ventura, en vísperas de la cumbre convocada por el Vaticano para tratar los abusos sexuales en la iglesia. La fiscalía de París abrió una investigación contra el prelado de 74 años, después que un empleado municipal afirmara que Ventura lo manoseó de forma reiterada durante una ceremonia el 17 de enero. “Estaba en la primera fila, a dos metros de Anne Hidalgo (la alcaldesa de París), cuando una persona se acercó por la izquierda (…). Puso su mano izquierda sobre mi hombro y con su mano derecha me tocó las nalgas (…) con una sonrisa relajada, como si fuera algo normal”, narró el hombre, bajo condición de anonimato, al diario Le Monde.