El papa Francisco encabezó ayer la apertura de la histórica cumbre contra la pederastia en el Vaticano, donde reclamó a los líderes de la iglesia de todo el mundo que tomen “medidas concretas” contra este flagelo, a la vez que escuchó los testimonios de víctimas de abusos perpetrados por miembros del clero.
“El pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros, no obvias y simples condenas, sino establecer medidas concretas y eficaces” contra la pederastia, afirmó el sumo pontífice ante unos 200 líderes católicos de todo el mundo.
“Escuchemos el grito de los niños que piden justicia”, clamó el papa al instar a patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y superiores religiosos a encarar “el flagelo del abuso sexual perpetrado por hombres de iglesia contra menores de edad”.
Se trata de la primera vez en la historia que los líderes de la iglesia se reúnen a pedido del papa para hablar de un crimen tan aberrante como los abusos sexuales, que han minado la credibilidad de la institución por su encubrimiento sistemático.
La jornada de hecho se inició con un gesto radical del papa: una oración seguida de un desgarrador audio con los relatos de cinco víctimas de los cinco continentes que describieron el horror y las humillaciones que padecieron.
“Nuestra falta de respuesta al sufrimiento de las víctimas, llegando a rechazarlas y a encubrir el escándalo para proteger a los autores y a la institución, ha dejado una profunda herida en nuestra relación con aquellos a quienes hemos sido enviados a servir”, reconoció el cardenal filipino Luis Antonio Tagle en una de las comisiones de debate, mientras que el cardenal colombiano Rubén Salazar aseveró que “tenemos que reconocer que el enemigo está dentro” de la iglesia.
Los testimonios de las víctimas
“Una vez que me atreví a contar (…), pensé en ir a la santa madre iglesia, donde me van a oír y me van a respetar. Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros éramos enemigos”, narró una víctima de Latinoamérica en la ceremonia de apertura.
“He sido acosado sexualmente durante mucho tiempo, más de cien veces, y este acoso me ha creado traumas a lo largo de mi vida. Es difícil vivir la vida, es difícil estar con gente, conectarse con la gente”, testimonió otro hombre de Asia.
“Pedimos que se apliquen con rigor y rápido las leyes que existen. Que se entreguen esos criminales a la justicia civil. No sólo a los que abusan sino también a los que encubren”, clamó a su vez el chileno Juan Carlos Cruz, una de las víctimas presentes.
Las 21 propuestas que impulsa el líder del Vaticano
Desde que estallaron los primeros escándalos hace unos 35 años, la jerarquía de la iglesia católica viene tomando diversas medidas preventivas para evitar los abusos sexuales, como leyes, pedidos de perdón o condenas públicas, pero sin lograr que desaparezca la llamada “cultura del encubrimiento” que hasta ahora prima en la institución.
Por eso, tras abrir la cumbre de cuatro días, el papa hizo distribuir 21 ideas que constituyen un punto de partida para la definición de un código de comportamiento por parte de los líderes católicos de todo el mundo.
En primer lugar, se trata de medidas compartidas para examinar las acusaciones contra los culpables, proteger a las víctimas y darle derecho a la defensa a los acusados. Expertos calificados deberán también evaluar psicológicamente a los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada, mientras que se establecerán protocolos para “acompañar, proteger y cuidar a las víctimas”, según reza el punto 8.