Un estudio desarrollado por un equipo de profesionales del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPSI) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Conicet, sondeó distintas variables psicológicas y políticas que explican las razones por las que las personas justifican las extremas inequidades que existen en la sociedad.
El estudio se realizó con los estudiantes de la universidad y abarcó distintas dimensiones (económica, educativa, salud y justicia), para intentar encontrar variables que ayuden a entender una paradoja política y cultural: ¿Por qué las personas justifican las fuertes desigualdades materiales que existen en el mundo, incluso estando en el lugar de víctimas de esa circunstancia?.
El trabajo se realizó mediante un cuestionario que se presentó a 305 estudiantes universitarios, mujeres y varones, de entre 18 y 60 años, pertenecientes a distintos sectores socioeconómicos. Los resultados arrojaron que el universo consultado exhibe “niveles medios” de justificación de la desigualdad social al ubicarse, en una escala del 7 al 35, en un promedio del 20,47; a la vez que acepta más la inequidad en términos económicos que en otros ámbitos, como el acceso a la salud, la educación o la justicia.
Al analizar la forma en que los consultados explican la desigualdad social, los investigadores encontraron que ofrecen explicaciones de tipo “individualistas e internas”, o “sociales y externas”.
Parte de los estudiantes sostiene así que el origen de la pobreza reside en las propias personas, quienes serían responsables de sus éxitos y fracasos, de acuerdo a cuánto se esfuercen y hagan mérito. Mientras que otros piensan que la verdadera causa de las diferencias en el acceso a los bienes materiales, culturales y sociales, se encuentra en un sistema económico y político externo, que es injusto.
El estudio buscó determinar el peso o poder predictivo que tienen determinadas variables ideológicas y cognitivas en las respuestas: así, halló que los estudiantes que legitiman la inequidad económica con la idea de que es consecuencia de malas decisiones personales (atribuciones internas), presentan niveles altos de autoritarismo y se definen como de “derecha”, consideran que el mundo es competitivo (donde existen grupos superiores que dominan a los inferiores) y creen que, en general, es un “lugar justo” en el que cada uno obtiene lo que merece.
“Es preocupante que las y los estudiantes expliquen el origen de la inequidad social desde atribuciones individualistas, ya que ello responsabiliza a las propias personas por su situación de desigualdad”, consideró la directora del proyecto, Débora Imhoff, quien explicó que “pensar así es muy tranquilizador, pero también fuertemente engañoso y desmovilizador”.