PARÍS.- Los bomberos de París luchaban ayer contrarreloj para salvar a la emblemática catedral de Notre Dame, que alrededor de las 19 hora local comenzó a ser devorada por un feroz incendio que destruyó la histórica aguja que coronaba su torre central. “Podemos considerar que la estructura (de la iglesia) está a salvo y preservada en su globalidad”, informó al anochecer el comandante de la brigada de bomberos de París, Jean-Claude Gallet, intentando llevar alivio a la población, conmocionada por la noticia.
Las imágenes de las llamas consumiendo la cúpula de la catedral tuvieron en vilo, en realidad, al mundo entero, cuyos medios de comunicación estuvieron todo el día pendientes de la suerte de uno de los edificios más importantes de Europa. No es para menos: el corazón de Francia ardió ante la mirada atónita de millones de ciudadanos del globo. Aún así, al cierre de esta edición se desconocía el origen del incendio, aunque las hipótesis apuntaban a las obras de refacción que se estaban realizando en el lugar (ver La justicia…).
Las llamas se propagaron rápidamente en el monumento histórico más visitado de Europa: en poco más de una hora, el fuego derrumbó la aguja de 93 metros de alto que coronaba la catedral, provocando gritos de horror entre la muchedumbre agolpada en los puentes del Sena o en las calles adyacentes. “Todo está siendo devorado por las llamas. No quedará nada de la estructura, que data del siglo XIX de un lado y del XIII del otro”, se lamentaba el portavoz de la catedral gótica, André Finot, temiendo lo peor.
La noticia repercutió inmediatamente en el escenario mundial: por caso, el presidente estadounidense, Donald Trump, salió a sugerir que se utilicen aviones cisterna para extinguir el incendio, que calificó de “horrible”. “Dejar caer agua desde el aire en este tipo de edificios podría provocar el colapso de toda la estructura”, le respondió la Dirección de Seguridad Civil del gobierno, que dispuso un operativo con 400 bomberos para extinguir las llamas.
El presidente Emmanuel Macron suspendió un acto en el que iba a anunciar medidas para frenar la crisis de los “chalecos amarillos” y al anochecer se dirigió a la población, donde prometió que “entre todos vamos a reconstruir” la catedral. “Lanzaremos una suscripción nacional y fuera de nuestras fronteras para traer todo el talento para reconstruir Notre Dame. Porque es lo que los franceses esperan y merecen”, indicó desde el lugar de los hechos.
“Estas horribles imágenes de Notre Dame en llamas duelen. Notre Dame es un símbolo de Francia y de nuestra cultura europea. Nuestros pensamientos están con los amigos franceses”, aseveró la canciller alemana Angela Merkel. La Unesco también manifestó su “emoción profunda” por el “dramático incendio”, al recordar que la catedral fue inscripta como “Museo Mundial” en 1991. Mientras que el Vaticano recibió con “incredulidad y tristeza” la noticia del “terrible” fuego que devastó Notre Dame, un “símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo”, según informó. Con alrededor de 13 millones de visitantes al año, la catedral es el monumento histórico más frecuentado de Europa.