HONG KONG.- Con gases lacrimógenos, gas pimienta, balas de goma y mangueras de agua, la policía de Hong Kong reprimió ayer a miles de manifestantes que, una vez más, salieron a protestar en su ciudad contra una polémica reforma del sistema de extradiciones, que incrementará el control del Gobierno Popular chino sobre el territorio autónomo y erosionará sus derechos civiles. La violencia, que dejó al menos 22 heridos, confirmó que Hong Kong vive su mayor crisis política en décadas a causa del debate legislativo de un proyecto que permitiría enviar a la China continental a los sospechosos de delitos cometidos en ese territorio.