Tras la elaboración de una muestra de casi medio millón de participantes, se concluyó que las variaciones genéticas solo explican una pequeña parte del comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, lo que pone en manifiesto la gran complejidad de la sexualidad humana.
En 1993, una investigación publicada en la revista Science causó revuelo en la comunidad científica al vincular la homosexualidad con una región del cromosoma X.
Los científicos analizaron 40 parejas de hermanos gemelos homosexuales y descubrieron que 33 tenían los mismos cambios en la parte final de su cromosoma, en el marcador genético Xq28. El estudio reforzó la teoría de que los genes influían en gran medida en la conducta sexual.
Más tarde, se efectuaron otras investigaciones donde la respuesta al comportamiento sexual de la homosexualidad fue completamente diferente. Una manera de confirmarlo fue por medio de un adolescente, Fah Sathirapongsasuti, quien actualmente es experto en biología computacional en una compañía norteamericana y uno de los autores de una macroinvestigación internacional. El trabajo sostenía, con una muestra de casi medio millón de personas, que no existe un gen de la homosexualidad.
Los autores recalcaron que la conducta sexual se explica como una compleja suma de varios factores: cientos o miles de variantes genéticas (cada una con un efecto muy pequeño), el entorno y las experiencias vividas por una persona. Por su parte, el líder del estudio, Andrea Ganna aclaró al respecto: “(Debemos) resistirnos a las conclusiones simplistas, porque los fenotipos de conducta son complejos, porque nuestro conocimiento genético es rudimentario y porque tenemos un largo historial de mal uso de los resultados genéticos con propósitos sociales”.
Los científicos confían en que, a partir de ahora, se pongan en marcha estudios con muestras de población más grandes que permitan comprender mejor la interacción entre el entorno y los genes, para obtener más información sobre la complejidad de la genética de la conducta sexual.
La genética influye, pero no define
Los investigadores analizaron la información que 477.522 personas proporcionaron sobre su comportamiento sexual y la compararon con millones de marcadores de ADN de sus respectivos genomas. Los científicos descubrieron miles de marcadores genéticos relacionados con este comportamiento, aunque solo cinco se vinculaban más significativamente.
Sin embargo, comprobaron que cada marcador tenía un efecto muy pequeño por sí solo, es decir, que cada uno contribuyó muy poco a la conducta sexual (menos del 1%, sumando los cinco marcadores.
“Podemos decir con seguridad que no hay ni un solo determinante genético, ni un solo gen para el comportamiento o la orientación sexual hacia el mismo sexo”, detallaron los científicos. Al analizar todos los marcadores genéticos comunes a lo largo de todo el genoma, encontraron que explicaban entre el 8% y el 25% de las diferencias individuales en la conducta sexual entre personas del mismo sexo.