WASHINGTON.- La escalada de tensión con Venezuela sumó ayer un capítulo inédito porque Estados Unidos y otros 11 países latinoamericanos convocaron a los cancilleres de los Estados parte del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) a una reunión en la segunda quincena de este mes para tratar el “impacto desestabilizador” de la crisis en el país centroamericano. La medida significa un fuerte gesto de presión para el gobierno de Nicolás Maduro, ya que puede llevar al peor escenario: una intervención militar externa sobre el país centroamericano.
Especie de OTAN americana, el TIAR contempla una intervención conjunta de los países que lo integran, incluida la acción militar, en caso de que se encuentre en peligro “la paz del continente o la soberanía de uno de los países miembros”. Si bien Estados Unidos anticipó el lunes que la invocación del TIAR no persigue una acción armada sino “establecer un marco jurídico” para que los países miembros puedan ejercer más presión para generar un “cambio democrático” en Venezuela, lo cierto es que sus impulsores se negaron ayer a descartar la intervención militar en su convocatoria, en la cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Además del gobierno de Donald Trump, entre los países que dieron el visto bueno para convocar al encuentro estuvieron Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Guatemala, Haití, Honduras, El Salvador, Paraguay, República Dominicana y la delegación venezolana comandada por el líder opositor Juan Guaidó. Costa Rica, Chile y Perú intentaron infructuosamente incluir una enmienda para eliminar de manera explícita la acción militar entre las opciones que el tratado dispone para abordar las crisis en los países que “pongan en riesgo la estabilidad continental”; mientras que Trinidad y Tobago, Uruguay, Costa Rica, Panamá y Perú se abstuvieron de tratar el tema.
El tratado establece que los cancilleres pueden incluir la ruptura de relaciones diplomáticas o la interrupción (parcial o total) de los vínculos económicos, aunque el acuerdo aprobado contiene una cláusula de “defensa colectiva” que permite a los países firmantes intervenir militarmente en caso de una agresión contra alguno de ellos. “Nos acercamos a un punto sin retorno. Nadie gana y todos pierden”, alertó empero la embajadora mexicana, Luz Baños, que se opuso a la decisión. Y argumentó: “Si la intervención armada no es la meta, ¿para qué recurrir a un instrumento obsoleto?”.
Por su parte, el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, acusó a Maduro de resguardar a grupos militares y opositores del gobierno de Iván Duque como las FARC, y pidió a los 34 países miembros de la OEA enfrentar “la mayor amenaza para la seguridad democrática y la estabilidad de la región”.
El representante de Guaidó, Gustavo Tarre, aseguró a su vez que 133 de los 160 diputados venezolanos han sufrido ataques, incluidos 25 a quienes les han retirado la inmunidad parlamentaria, 17 que han salido del país, 14 que enfrentan órdenes de captura, seis que se encuentran de manera clandestina en Venezuela y cuatro que permanecen refugiados en embajadas. Una línea argumental que fortalece los peores pronósticos.
Tensión en la frontera con Colombia
CARACAS.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, inició ejercicios militares en la frontera con Colombia ante el endurecimiento de las presiones internacionales en su contra, en una campaña que endilgó al gobierno colombiano.
“He entregado al Consejo de Defensa la conducción colectiva de esta coyuntura de amenaza real y de conflicto armado de parte del gobierno criminal de Colombia contra nuestra pacífica tierra”, anunció el lunes Maduro en cadena nacional, y ayer abrió los ejercicios en la frontera. Por su parte, si bien el presidente Iván Duque aseguró que “nosotros no caemos en provocaciones”, su consejero en Asuntos Internacionales, Francisco Barbosa, afirmó que el país está en “alerta máxima” ante los ejercicios militares en la frontera común.