ANKARA.- El segundo día de la avanzada militar encontró además otro escollo para Ankara: el fuerte rechazo internacional que generó la embestida. El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) informó que 19 soldados kurdos y ocho civiles murieron el miércoles por el ataque, mientras más de 60.000 personas fueron desplazadas por la violencia. Otras organizaciones humanitarias declararon además su alerta: “Una ofensiva militar podría desplazar a 300.000 personas y cortar servicios humanitarios vitales”, advirtió el Comité Internacional de Socorro (IRC, según sus siglas en inglés).
Mientras que los cinco países europeos (Francia, Alemania, Bélgica, Reino Unido y Polonia) que integran el Consejo de Seguridad de la ONU reclamaron a “Turquía detener su acción militar unilateral” en Siria, en una declaración realizada tras una reunión de emergencia a puertas cerradas. A su vez, la embajadora estadounidense en la ONU, Kelly Craft, advirtió que si Turquía no “protege a las poblaciones vulnerables” o no garantiza que el grupo Estado Islámico (EI) “no pueda aprovechar estas acciones para volverse a formar”, habrá “consecuencias”.
Sin embargo, la respuesta del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fue funesta: advirtió a la Unión Europea (UE) que no califique su operación militar como “invasión” porque si no enviaría los refugiados sirios a Europa. De hecho, amenazó con “enviar 3,6 millones de migrantes” al viejo continente ante las críticas recibidas. “¡UE, entra en razón! Lo digo de nuevo: si ustedes intentan presentar nuestra operación como una invasión, abriremos las puertas y les enviaremos 3,6 millones de migrantes”, aseveró el mandatario, que también aseguró que 109 “terroristas” murieron desde el inicio de la ofensiva.