BRASILIA.- La cantidad de muertos en Brasil por el coronavirus aumentó más del 35% en las últimas 24 horas con el fallecimiento de doce personas, totalizando 46 decesos a nivel nacional, con el presidente Jair Bolsonaro enfrascado en una insólita pelea con el resto de los poderes del Estado y los gobernadores estatales por su estrategia para enfrentar la pandemia. De hecho, el gobernador de San Pablo (el estado más poblado y más afectado del país), el conservador Joao Doria, decretó unilateralmente una cuarentena obligatoria por 15 días a partir de ayer para intentar contener la crisis, lo que desató la furia del presidente ultraderechista que se niega a decretar medidas de aislamiento para no afectar a la economía.
Si el gobierno nacional no toma medidas, «entonces tenemos que ponernos al frente gobernadores e intendentes», argumentó Doria, quien dispuso una cuarentena en todo San Pablo hasta el 7 de abril ante la explosión de contagios, que oficialmente ascienden a 810 aunque se estima que son muchos más. La respuesta de Bolsonaro estuvo a la altura de su estrategia para manejar la crisis: Se trata de un lunático”, aseveró en referencia a Doria en una entrevista televisiva, donde argumentó que está aprovechando la situación para hacer política”. Las medidas de ese gobernador, así como las de otros, como el de Río de Janeiro, extrapolan. Es una dosis de remedio excesivo que se convierte en veneno”, enfatizó en referencia a las decisiones tomadas por otros gobernadores para aislar a sus regiones, como el cierre del aeropuerto de Río de Janeiro, una medida que para Bolsonaro sólo genera un clima de terror en la población que puede llevar a la depresión y a bajar la inmunidad”.
El jefe de Estado insistió en que su preocupación es con impedir que el desempleo aumente por las medidas de esos gobernadores irresponsables”. El sábado, en otra entrevista, Bolsonaro se había manifestado en contra de cerrar comercios e iglesias por su impacto en la economía, y aseguró que «los templos e iglesias dependen de los pastores y de los curas, y ese es el último refugio de las personas». «La gente va a morir, lo lamento, pero no podemos crear ese clima, perjudica a la economía», admitió en un desliz. Lo cierto es que Brasil es el principal foco de la epidemia en América Latina con más de 2.200 infectados, un escenario que se agrava hora a hora.