WASHINGTON.- Gran parte de Estados Unidos, uno de los países más poblados del mundo con más de 327.000.000 de habitantes, estaba pendiente ayer de honrar al afroamericano George Floyd, cuyo asesinato en manos de la policía de Minneapolis desató una ola de protestas inédita en el país, que se siguen multiplicando pese a que bajó la intensidad de los incidentes.
Decenas de miles de personas volvieron a manifestarse el miércoles a la noche en todo el país por la muerte de Floyd, aunque las marchas fueron las más pacíficas registradas hasta el momento. Con ciudades militarizadas como si el país estuviera en estado de guerra, especialmente Washington, Estados Unidos vivía una tensa calma a la espera de los distintos funerales programados para despedir a Floyd, que comenzaron ayer con una masiva ceremonia realizada en el templo de la North Central University de Minneapolis, con cientos de personas acompañando a la familia.
El cuerpo de Floyd será trasladado en avión a Raeford, la ciudad de Carolina del Norte donde nació, para un servicio funerario familiar el sábado, mientras que el lunes será enterrado cerca de Houston, Texas, en una ceremonia privada luego de un servicio religioso que se espera sea multitudinario.
Estas ceremonias, sumadas a la imputación y detención de todos los policías que participaron del arresto de Floyd, buscan aquietar las aguas de una sociedad revelada contra el racismo, la brutalidad policial y las desigualdades sociales que dividen al país. Si bien los graves incidentes registrados en los días previos –que incluyeron incendios y saqueos además de duros enfrentamientos con la policía- parecían haber menguado en las últimas horas, lo cierto es que la mecha de la furia ciudadana seguía encendida, como revelan distintos episodios de violencia policial acaecidos en distintas ciudades. Por ejemplo, un impactante video circuló ayer en las redes sociales mostrando el ataque con gas lacrimógeno y una granada a un manifestante pacífico por parte de la policía en Grand Rapids, de Michigan.
Si bien la justicia intenta reaccionar con rapidez ante los abusos policiales, los números fríos indican que más de 10.000 personas fueron arrestadas en las protestas a nivel nacional en la última semana, mientras que más de una decena de personas murieron durante las manifestaciones. Y si bien algunas ciudades levantaron las medidas de toque de queda, lo cierto es que el miércoles las manifestaciones habían aumentaron en masividad, aunque sin tanta violencia.
Paralelamente, crece el repudio interno y externo al presidente Donald Trump, que ayer se llamó a un cauto silencio. El ex jefe del Pentágono, Jim Mattis, lo acusó de abuso de autoridad” y de querer dividir al país” en una demoledora carta donde consideró que es el primer Presidente de mi vida que no trata de unir al pueblo americano, ni siquiera lo finge”. Pero uno detrás de otro, desde el Reino Unido a Nueva Zelanda, los mandatarios del mundo vienen respaldando a los manifestantes y distanciándose de Trump, incluidos antiguos aliados como el premier británico Boris Johnson.