WASHINGTON.- Su propagación se inició con falsos rumores que, ante la ola de protestas que generó el asesinato de George Floyd, se comenzaron a esparcir en las redes sociales convocando a ciudadanos armados a defender las ciudades ante inminentes ataques de activistas antifascistas que luego no se confirmaban.
Cuando los antifascistas no aparecen, las milicias se adjudican el mérito, aunque la supuesta caravana nunca existiera”, asegura Travis McAdam, investigador de grupos de odio en Montana, quien alera que esos tipos tienen el gatillo fácil y les excita mucho la posibilidad de ‘proteger y servir’ a su gente”.
El auge de estos grupos y del supremacismo blanco preocupa a los analistas políticos y expertos en extremismos, ya que su retórica violenta, sumada a la pandemia, la desinformación, las elecciones y las dudas que el propio presidente Donald Trump ha sembrado sobre los comicios, hacen temer un estallido de la violencia sin precedentes en el país.