El Gobierno de Colombia renovó ayer su llamado a una negociación para las organizaciones que participan de las multitudinarias protestas sociales en las que la violenta represión de las fuerzas de seguridad causó más de 40 muertes, mientras el presidente Iván Duque procuró dar otro gesto con una nueva visita sorpresiva a Cali, epicentro de las protestas, aunque solo se reunió con las autoridades de la ciudad.
Un dato saliente de la jornada fue que la Defensoría del Pueblo ajustó su número de muertos en las protestas a 41 civiles y un miembro de la fuerza de seguridad, lo que se acerca más a la cifra que manejan las organizaciones civiles y líderes de las protestas, que denuncian 47 víctimas fatales. Tras el fracaso el lunes de una reunión de Duque con el Comité Nacional de Paro, el Gobierno insistió ayer en su supuesta disposición a conversar y ratificó que no tolerará que las fuerzas de seguridad abusen de su poder o excedan sus funciones.
El Gobierno Nacional, a partir de este momento, está en la plena disposición de adelantar una mesa de negociación con el Comité Nacional del Paro para avanzar en los temas de la agenda que acordaremos con el acompañamiento de la Iglesia católica y de las Naciones Unidas”, anunció el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos.
Sin embargo, al mismo tiempo Duque redobló la presencia de las fuerzas de seguridad en las calles del país, según denuncian los manifestantes. El día estuvo marcado por la confirmación de la muerte del estudiante Lucas Villa, baleado con ocho tiros en manifestaciones pacíficas de la semana pasada en la ciudad de Pereira, a quien ayer le diagnosticaron muerte cerebral, cuando ya era el máximo emblema de las protestas.