La situación en Medio Oriente continuaba lejos de encontrar la calma, ya que se mantuvieron los ataques entre Israel y Hamás en la zona de la Franja de Gaza y en Tel Aviv en una jornada importante para el pueblo palestino.
Este sábado los palestinos recordaron la Nakba, el Día de la Catástrofe, cuando se creó el Estado de Israel y, a su entender, se concretó el despojo de sus tierras y se condenó al exilio a cientos de miles.
En ese marco, la Franja de Gaza volvió a sucumbir ante los misiles de ambos lados: al menos una persona murió en Ramat Gan, cerca de Tel Aviv, lo que elevó a diez el número de víctimas fatales en Israel desde el comienzo de la escalada el pasado lunes.
En tanto, del lado palestino se registró la destrucción total y el posterior derrumbe de un edificio tras un ataque de las Fuerzas Armadas de Israel, aunque se desconocía el saldo en vidas humanas.
En el interior del edificio se encontraban redacciones de distintos medios reconocidos internacionalmente, como Al Jazeera y The Asociated Press (AP).
«Este canal no será silenciado. Al Jazeera no será silenciado. Podemos asegurar eso en este momento», afirmó un presentador de la cadena de noticias árabe al aire, mientras se transmitían las imágenes del derrumbe del edificio.
Tras la conmoción que generó a nivel internacional el ataque contra el edificio donde funcionaban las redacciones periodísticas, Israel afirmó que «Hamás convirtió áreas residenciales de la Franja de Gaza en fortalezas militares», por lo que las edificaciones «se convierten en un objetivo militar legal».
Las alarmas antiaéreas y el pánico sigue siendo una constante en Medio Oriente, donde no se observa una tregua en el corto plazo: para intentar poner un freno a los intercambios armamentísticos, el pasado viernes arribó a la zona el subsecretario adjunto para Asuntos Palestinos e Israelíes del Departamento de Estado de Estados Unidos, Hady Amr, que buscará mediar en el conflicto de larga data.
Según las cifras del Ejército israelí, desde el pasado lunes Hamás realizó unos 2.300 disparos, la mayoría de los cuales fueron neutralizados por la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antimisiles.
En tanto, el número de muertos palestinos en Gaza alcanzó los 140, entre ellos 40 niños: en uno de los últimos movimientos israelíes en la Franja de Gaza, murió una familia de 10 personas.
Israel aseguró que el ataque iba dirigido a altos funciones del movimiento islamista que controla la Franja de Gaza «en un apartamento utilizado como infraestructura terrorista» y culpó al grupo de «utilizar a civiles como escudos humanos».