La Justicia de Minnesota condenó a 22 años y medio de prisión a Derek Chauvin, el expolicía que asfixió y mató a George Floyd el año pasado cuando lo detenía por usar un billete falso, un caso de brutalidad y racismo de las fuerzas de seguridad que desató una ola de protesta y repudio dentro y fuera de Estados Unidos.
«La sentencia dictada hoy a un policía de Minneapolis que mató a mi hermano George Floyd demuestra que la cuestión de la brutalidad policial finalmente se está tomando en serio. Sin embargo, tenemos un largo camino por recorrer y muchos cambios por hacer antes de que las personas negras y marrones finalmente se sientan tratadas de manera justa y humana por las fuerzas de seguridad de este país», aseguró Bridgett Floyd, hoy titular de una fundación en honor de su hermano, tras escuchar la decisión del juez.
A su lado, el abogado de la familia y referente en este tipo de casos penales Ben Crump calificó la sentencia como «histórica»: «Día tras día, años tras años, la Policía mata a personas negras sin consecuencias. Pero hoy, con la sentencia a Chauvin, damos un paso significativo, algo que era inimaginable hace poco tiempo», según reprodujo la cadena de noticias CNN.
La audiencia en los tribunales de Minneapolis estuvo cargada de emoción y de testimonios fuertes antes de conocerse la sentencia, que seguramente la defensa del expolicía apelará.
Primero los familiares de Floyd hablaron sobre él y cómo fue tratado por Chauvin y el resto de los policías que miraron sin hacer nada mientras lo asfixiaba. El hermano menor, de Floyd, Terrence, cerró su exposición con un pedido claro al juez Peter Cahill: la pena máxima.
La pena máxima establecida por la ley de Minnesota era 40 años por homicidio en segundo grado, 25, por homicidio en tercer grado y 10, por homicidio involuntario.
También hablaron familiares del expolicía declarado culpable para pedir una condena mínima que evite más días de privación de su libertad y, finalmente, le tocó el turno al propio Chauvin, con un mensaje un poco críptico: «Quiero enviarles mis condolencias a la familia Floyd. Va a haber otra información en el futuro que les interesará y espero que les dé un poco de paz.»
La ley del estado de Minnesota establece una pena mínima de 12 años y medio de cárcel para el expolicía blanco de 45 años, encarcelado desde hace dos meses al ser declarado culpable de homicidio por la muerte por asfixia de Floyd, en mayo de 2020. La Fiscalía pedía 30 años y la defensa, una probation y que se compute el tiempo que ya ha estado preso como pena cumplida.
Pero ya en el veredicto, el juez Cahill había identificado circunstancias agravantes que dejaban claro que eligiría una sentencia mucho más severa, informó la agencia de noticias AFP.
Cahill había considerado que Chauvin había «abusado de su posición de confianza y autoridad», que había tratado a Floyd con «especial crueldad» frente a menores y que «cometió el crimen como grupo con la participación activa de al menos otros tres» uniformados.
El 25 de mayo de 2020, Chauvin y tres colegas arrestaron a Floyd, de 46 años, bajo la sospecha de que había pasado un billete falso de 20 dólares en un comercio de Minneapolis, ciudad del norte de Estados Unidos.
Floyd fue esposado e inmovilizado contra el pavimento en medio de la calle. Luego, Chauvin se arrodilló sobre su cuello durante casi diez minutos, indiferente a las súplicas del detenido, que le decía «no puedo respirar», y de los testigos. La escena, filmada con un celular y subida a las redes por una joven, rápidamente se volvió viral.
Después de semanas de confinamiento domiciliario por la pandemia del coronavirus, cientos de miles de personas salieron a las calles en todo el país y en otras partes del mundo para exigir el fin del racismo sistémico y la brutalidad policial en Estados Unidos.
A las masivas manifestaciones se sumó el debate en torno a los problemas sociales urgentes que afectan a Estados Unidos, donde el presidente Joe Biden intenta emprender las reformas policiales que prometió durante su campaña.
Este viernes, desde la Casa Blanca, Biden se mostró ante la prensa satisfecho con la sentencia: No conozco todas las circunstancias que fueron tenidas en cuenta, pero me parece, que fue apropiado.»
El juicio de Chauvin, quien se negó a testificar, fue seguido de cerca por millones en todo el país y volvió a encender un tema que, a décadas del fin de la segregación racial legal, sigue dividiendo al país, donde muchos policías y ciudadanos siguen negando que exista un racismo estructural.
Por ejemplo, el abogado de Chauvin, Eric Nelson, aseguró que su cliente había seguido los procedimientos policiales vigentes en ese momento y que la muerte de afroestadounidense se debió a problemas de salud agravados por el consumo de drogas.
Los miembros del jurado no quedaron convencidos y tardaron menos de diez horas en declararlo culpable.
Su decisión fue recibida con alivio en todo el país, pues muchos temieron que una absolución condujera a peores disturbios con la exoneración, una vez más, de un policía blanco.
Pero el caso no termina con Chauvin: sus tres excolegas serán juzgados en marzo de 2022 por cargos de complicidad en homicidio.
Paralelamente, los cuatro hombres también enfrentan cargos federales por violar los derechos constitucionales de Floyd, aunque aún no se fijó una fecha para ese juicio.
Además, en el plano político, el asesinato de Floyd también sigue motorizando proyectos de reforma policial a lo largo y ancho del país.
El fiscal general de Minnesota, Keith Ellison, pidió no quedarse solo con la sentencia y utilizarla para presionar por una reforma en el estado.
«No estoy hablando del tipo de cambio que lleva décadas. Estoy hablando de un cambio real, un cambio concreto que la gente pueda hacer ahora», dijo.