El país se encuentra al borde de un estado de guerra por los avances de las fuerzas talibanes, que lanzaron una ofensiva en varios frentes luego de la salida de las tropas estadounidenses del país.
Si bien vienen siendo frenados en parte por el Ejército afgano, lo hacen con un alto costo de vidas civiles y una ola de desplazados y refugiados.
La milicia islamista no tomó hasta ahora el control total de ninguna ciudad importante, pero algunas de ellas, como Kandahar, en el sur, se encuentran prácticamente sitiadas, mientras Taloqán, en el norte, o la occidental Herat, han sufrido ataques en los últimos días que se intensificaron el domingo.