Bajo la mirada atenta de toda Europa, Alemania se embarcó ayer en la búsqueda de su próximo Gobierno, luego de que una ajustada victoria electoral del Partido Socialdemócrata (SPD) sobre el bloque conservador de la canciller Angela Merkel desatara temores sobre el futuro político de la economía más grande del viejo continente.
Olaf Scholz, candidato del SPD (centroizquierda) pidió ayer no demorar la formación de una alianza de gobierno y dijo que el bloque conservador Unión, de Merkel, debería dejar el poder y pasar a la oposición luego de haber obtenido su peor resultado en una elección general. Tanto el SPD como la Unión -una alianza entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Merkel, y la Unión Social Cristiana (CSU)- terminaron bien por debajo del 30% de los votos, así que ahora deberán formar alguna coalición que les dé la mayoría parlamentaria necesaria para formar Gobierno.
Dos partidos menores que hasta ahora estaban en la oposición podrían definir qué bloque se hace con el poder: según apoyen al SPD o a la Unión -algo sobre lo que aún no se han pronunciado-, los verdes y los liberales tendrán la llave para formar el próximo Gobierno en Alemania. El escenario, sin embargo, genera muchas dudas sobre la estabilidad del futuro Gobierno, atento a la heterogeneidad de fuerzas que deberán unirse en la gestión, tras 16 años en el poder de Merkel, que era vista en el exterior no solo como la líder de Alemania sino también de Europa toda.
Tanto Scholz, ministro de Finanzas y vicecanciller saliente, como Armin Laschet, el candidato de la Unión y gobernador del estado más poblado de Alemania -Renania del Norte-, reivindicaron su derecho a encabezar el próximo Gobierno. Sin embargo, en el resultado final será fundamental la decisión de los dos partidos que podían ser socios menores en la futura coalición de Gobierno: los ecologistas Verdes, de centroizquierda y que generalmente se inclinan por el SPD, y los liberales Demócratas Libres, cuya ideología es más cercana a la de la CDU.
Por lo pronto, Scholz se mostró confiado: Los votantes hablaron muy claramente”, dijo a los periodistas en Berlín, donde enfatizó que el electorado reforzó a tres partidos -los Socialdemócratas, los Verdes y los Demócratas Libres- así que este es el visible mandato que han dado los ciudadanos de este país. Estos tres partidos deberían liderar el próximo Gobierno”. Aunque los conservadores, pese a su resultado decepcionante”, también prevén formar el próximo gobierno, según advirtió Laschet.
Por lo pronto, el gobierno saliente de Merkel permanecerá en el cargo hasta que asuma un sucesor: tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición”.
Apoyan la expropiación de casas en Berlín
La gran mayoría de los casi 2.500.000 de berlineses con derecho a voto a la cámara de diputados regional se pronunció a favor de una iniciativa electoral que propone expropiar a las grandes inmobiliarias cientos de miles de viviendas vacías, y que una nueva empresa de vivienda pública gestione los alquileres.
Con más de la mitad de los votos escrutados, el referendo celebrado el domingo registró un 57% a favor de la medida y un 38% en contra, según datos oficiales. La iniciativa pedía a los berlineses que votaran si las grandes empresas inmobiliarias, propietarias de miles de viviendas, debían ser expropiadas o desposeídas de ellas.
Si se aprueba, podría suponer el traspaso de unos 226.000 departamentos a manos públicas, incluidos los de la empresa Deutsche Wohnen -que posee más de 100.000 unidades en la ciudad-, y los de Vonovia, el otro gigante inmobiliario. Las empresas serían compensadas económicamente por un valor aproximado de 13.700 millones de euros (unos 16.000 millones de dólares).
La votación no es jurídicamente vinculante, pero sí obliga a las autoridades a tratar el asunto, y por el momento sólo el partido La Izquierda adelantó su apoyo a la iniciativa. Los consultores coinciden en que la medida presionará a los legisladores berlineses para que aborden el problema de la vivienda en una ciudad que lucha contra el aumento de los alquileres y la subida de los precios inmobiliarios.