Al menos cuatro personas murieron y varias otras resultaron heridas en un tiroteo registrado en un pequeño pueblo de Alabama, sur de Estados Unidos, señaló la policía este domingo, en tanto medios locales indicaron que las víctimas celebraban una fiesta de cumpleaños de adolescentes, en un episodio que pone nuevamente de manifiesto las consecuencia del fácil acceso a armas en ese país.
Medios de prensa y testigos señalaron que el incidente se registró el sábado por la noche en una fiesta de cumpleaños de «Sweet 16» (Dulces 16) -evento similar al que celebran las quinceañeras hispanoamericanas- en Dadeville, al noreste de la capital del estado, Montgomery.
«Este acto costó trágicamente la vida de cuatro personas y dejó muchos heridos», confirmó a reporteros el sargento Jeremy Burkett, vocero de la Agencia de las Fuerzas de la Ley de Alabama.
En la televisión local se hablaba más temprano de al menos 20 personas heridas, destaca un despacho de la agencia AFP.
La entidad sureña de seguridad no especificó si algún sospechoso fue detenido o identificado aunque se indicó que ya se encuentra en curso una investigación para determinar responsables, así como los motivos.
La cadena de televisión WRBL reportó el domingo por la mañana una fuerte actividad policial y cintas de bloqueo de escena del crimen alrededor de un edificio y sábanas blancas cubriendo partes del piso.
Según testigos, varias personas fueron heridas, la mayoría adolescentes, y transportadas a hospitales locales para su atención.
Phil Dowdell, el hermano de la adolescente que cumplía años, está entre los asesinados, según declaró su abuela, Annette Allen, al diario local Montgomery Advertiser. El joven cursaba el último año de secundaria y debía graduarse en unas semanas.
«Todo el mundo está de duelo», dijo Allen sobre la pequeña comunidad de unos 3.000 residentes, para acotar que la madre de los Dowdell también recibió un disparo y resultó herida.
Estados Unidos, con alrededor de 330 millones de habitantes, está repleto de armas -se estima que hay distribuidas unas 400 millones de diferentes tipos-, y los tiroteos masivos con víctimas mortales son algo habitual.
El sábado por la noche autoridades confirmaron que dos personas murieron y otras cuatro resultaron heridas en un tiroteo en Louisville, Kentucky, la misma ciudad donde un hombre armado asesinó a cinco personas en un banco el lunes pasado.
A fines de marzo, una persona abrió fuego en una escuela primaria privada en Nashville, vecino a Tennessee, matando a tres niños de 9 años y tres empleados antes de ser abatida a tiros por la policía.
Ilustrando el ciclo infernal de tiroteos en el que está atrapado Estados Unidos, los tiroteos de este fin de semana en Alabama y Kentucky se producen exactamente 16 años después de una masacre en Virginia Tech.
El 16 de abril de 2007, un estudiante desquiciado mató a tiros a 32 personas en este campus en Blacksburg, antes de suicidarse.
La poderosa Asociación Nacional del Rifle y buena parte del arco político estadounidense defienden a rajatablas la potestad de los ciudadanos de comprar armas, y alegan que es un derecho contemplado en la Constitución.
El Consejo Metropolitano de Nashville, el legislativo de la capital del estado de Tennessee, votó días atrás devolverle al diputado afronorteamericnao Justin Jones su banca en la Cámara de Representantes local, luego de que fuera expulsado del cuerpo por manifestar en el recinto para pedir un mayor control de armas tras un tiroteo en una escuela de ese estado del sur del país.
Jones había sido expulsado del cuerpo el jueves de la semana anterior, por imperio de la mayoría republicana del cuerpo, luego de que él y otros dos demócratas pidieran reformar las normas sobre tenencia de armas en el hemiciclo.
El 30 de marzo, pocos días después de un tiroteo en un colegio cristiano en Nashville, Jones y otros dos legisladores, Justin Pearson y Gloria Johnson, se unieron a cientos de manifestantes en el recinto del parlamento para exigir una regulación más estricta de las armas de fuego.