Tras varios días de violentos enfrentamientos y represión policial de costa a costa en Estados Unidos en medio de las protestas propalestinas en los campus universitarios, el presidente Joe Biden dijo ayer en un discurso que mantendrá su política en Medio Oriente y condenó el “vandalismo”, la toma y la destrucción de edificios y los episodios de acoso, “antisemitismo, islamofobia, discriminación y racismo” que tiñeron las manifestaciones. “Todos hemos visto imágenes que ponen a prueba dos principios norteamericanos fundamentales. El primero es el derecho a la libertad de expresión. Y para que la gente se reúna pacíficamente, haga oír su voz. El segundo es el Estado de derecho. Ambos deben mantenerse”, marcó Biden.
“No somos una nación autoritaria donde silenciamos a la gente o aplastamos la disidencia. Se escucha al pueblo estadounidense. De hecho, la protesta pacífica sigue la mejor tradición de cómo los estadounidenses responden a cuestiones importantes. Pero tampoco somos un país sin ley –insistió–, somos una sociedad civil”, agregó.
El discurso de Biden llegó luego de una feroz ola de represión policial en varios campus universitarios que incluyeron choques violentos entre los manifestantes y la policía en Columbia –donde los estudiantes tomaron un edificio–, el City College de City University of New York (CUNY) y Fordham, en Nueva York; en la Universidad de Arizona, en Tucson, y en la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles, donde además se produjo un violentísimo choque entre manifestantes del campamento de la protesta propalestina y una contra-protesta proisraelí que intentó desalojarlos.
“La protesta violenta no está protegida. La protesta pacífica, sí”, diferenció Biden. “Destruir propiedad no es una protesta pacífica. Va contra la ley. El vandalismo, las invasiones, romper de ventanas, cerrar los campus, forzar la cancelación de clases y de graduaciones. Nada de esto son protestas pacíficas”, cerró.
La crisis en los campus abrió una nueva grieta. El Partido Republicano, su virtual candidato presidencial, Donald Trump, y la derecha del país se encolumnaron en contra de las manifestaciones, y las vincularon a Hamás y el antisemitismo. El Partido Demócrata y la izquierda quedaron en una posición mucho más incómoda. Aunque figuras de la izquierda, como el senador Bernie Sanders, han condenado los episodios de antisemitismo, también validaron los reclamos y las críticas contra la ofensiva desplegada por el gobierno de Benjamin Netanyahu.