El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó ayer un decreto para ayudar a garantizar el acceso al aborto tras la decisión de la Corte Suprema del último 24 de junio de eliminar el derecho constitucional al procedimiento, que regía a nivel federal desde 1973, configurando un enfrentamiento sin precedentes en el gigante norteamericano.
El mandatario dijo que el decreto ayudará a las mujeres a viajar fuera de los estados que ahora prohibieron la interrupción voluntaria del embarazo para tratarse en estados que la mantienen, garantizará que los proveedores de atención médica cumplan con la ley federal para que las mujeres no se demoren en recibir atención y avance la investigación y la recopilación de datos “para evaluar el impacto que está teniendo esta crisis de salud reproductiva en la salud materna y otras condiciones de salud”.
Biden denunció el “caos y la incertidumbre” que se produjo a raíz de la decisión de la Corte Suprema, con una clara mayoría conservadora impuesta en la administración del republicano Donald Trump, y afirmó que “la salud y la vida de las mujeres están en juego”.
“Se niega la atención médica de emergencia a las mujeres que experimentan abortos espontáneos, los médicos no saben qué pueden hacer para atender a sus pacientes, los farmacéuticos no están seguros de poder surtir las recetas que siempre han surtido antes, un caso trágico de sobrevivientes de violación, incluida una niña de 10 años obligada a viajar a otro estado para recibir atención”, enumeró Biden antes de firmar el decreto.
La medida se toma un día después de que los votantes de Kansas le dieron a los defensores del derecho al aborto una gran victoria, al votar en contra de una enmienda que habría permitido a la legislatura liderada por el Partido Republicano imponer nuevas restricciones, en la primera consulta popular sobre el tema desde el fallo de la Corte Suprema. Fue una votación que Biden celebró desde la Casa Blanca.