Antony Blinken y Benjamin Netanyahu debatieron ayer sobre la última discrepancia clave que traba un posible cese del fuego entre Israel y Hamás. El premier israelí no quiere ceder el control militar del Corredor de Filadelfia -que comunica Gaza con Egipto-, una decisión política que es resistida por el secretario de Estado, su propio Gabinete de Guerra y la organización terrorista. “Si Hamás insiste con la retirada total del Corredor de Filadelfia, no hay acuerdo”, dijo Netanyahu a sus negociadores antes del encuentro con Blinken, que sucedió en Jerusalén y se extendió por tres horas.
La discusión sobre el corredor quedó sin resultado definitivo. Sin embargo, poco después del encuentro, Blinken sostuvo que Israel aceptó una propuesta para un cese del fuego y la liberación de rehenes en Gaza: “En una reunión muy constructiva con el primer ministro Netanyahu hoy, me confirmó que Israel acepta la propuesta de acercamiento. La apoya. Ahora le corresponde a Hamás hacer lo mismo”.
Si hubiera una tregua en Gaza ajustada a la iniciativa propuesta por Joe Biden en mayo, la extrema vigilancia del Corredor de Filadelfia tiene una importancia relativa. En la primera fase del cese del fuego se prioriza la libertad de los rehenes y el ingreso de la ayuda humanitaria a la zona de combate. La retirada de ciertas tropas del Corredor no debería afectar la seguridad de Israel.
“Es un momento decisivo, probablemente la mejor y tal vez la última oportunidad para devolver a los secuestrados a casa, para lograr un alto el fuego”, dijo Blinken.
En paralelo, un ataque israelí logró destruir un depósito de armas de Hezbollah en el valle de Bekaa, en el este del Líbano. Desde principios del mes de agosto, el grupo terrorista y otras cuadrillas protagonizan duelos diarios con Israel en paralelo a la guerra de Gaza. El sábado, el Ejército de Israel había perpetrado un ataque previo al sur del Líbano, ofensiva que resultó en la muerte de al menos 10 ciudadanos sirios.