Un buque militar italiano llevó el martes a 16 solicitantes de asilo desde la isla de Lampedusa hasta un campo de retención de migrantes en Albania. El centro lo construyó Italia y Albania le cobrará 18.000 euros al año por cada persona encerrada en él. Caben 3.000, los mismos que llegan a Italia en una semana.
Si en 18 meses no son repatriados a sus países o ven sus solicitudes de asilo aceptadas, serán devueltos a Italia. El pacto albano-italiano sirvió de inspiración a 15 gobiernos para pedir a la Comisión Europea “soluciones novedosas”, ya que quieren deportar a más migrantes y solicitantes de asilo.
Mientras los países de origen y tránsito no los acepten, la única alternativa es tirarlos al mar o encerrarlos en campos de retención. Europa ya paga a Turquía, Libia, Túnez, Mauritania, Egipto y Marruecos para que no dejen salir migrantes.
En contrapartida, Gran Bretaña le dice adiós al plan Ruanda y bienvenidos a 60.000 asilados políticos, después de que el Partido Laborista descartara el plan de deportación y eliminara disposiciones controvertidas en la Ley de Migración Ilegal, que los conservadores introdujeron tras el Brexit.