Tras casi cuatro años en suspenso y a dos semanas de haber alcanzado los 100 días de gobierno, el gabinete del presidente colombiano, Gustavo Petro, retomó el diálogo con la organización guerrillera Ejército de Liberación Nacional (ELN) en pos de reducir la violencia y lograr la paz.
Se trata de una promesa de campaña, que fue ratificada en el Congreso luego de la aprobación de la Ley de Paz Total a principios de noviembre, por amplia mayoría. El ELN es la última guerrilla armada en Colombia, que opera principalmente en Arauca, Chocó y Catatumbo donde miles de habitantes esperan poder vivir de otra manera. Es la que más intentos de diálogo tuvo con diversos gobiernos, con resultados dispares por las difíciles negociaciones. El último intento fracasó cuando la guerrilla puso un coche bomba que dejó 23 cadetes de policía muertos, en 2019.
La mesa de diálogo comenzó el lunes en Venezuela, que oficia como garante. Desde el Ejecutivo colombiano, el equipo negociador está encabezado por Otty Patiño, un ex guerrillero y escritor cercano al presidente. Israel Ramírez, alias “Pablo Beltrán”, lidera la delegación del ELN. Petro tiene experiencia en las mediaciones por la paz, no solo con el ELN, sino con otros grupos armados en busca de acuerdos similares a los que desarmaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 y las convirtieron en partido.
El lunes, en una declaración conjunta, el gobierno colombiano y el ELN acordaron reactivar “con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo político”, entendido como un reclamo “de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión”. Se prevé que el primer ciclo de negociaciones termine a mediados de diciembre.
El ELN es la última guerrilla reconocida en Colombia. Fundada en 1964 por sindicalistas, con raíces católicas e influencias de la Revolución Cubana, fue mutando a lo largo de los años. Tras la suspensión de los diálogos, el ELN aumentó de 1.800 a 2.500 miembros, según estimaciones oficiales, con la infraestructura energética y las transnacionales en Colombia como principales “objetivos militares”.