Las protestas contra la vacunación y las medidas sanitarias por la pandemia de coronavirus iniciadas en Canadá se expandieron este fin de semana a diferentes partes del mundo y los gobiernos desplegaron operativos de seguridad.
El movimiento antivacunas, autodenominado “Convoy de la Libertad”, nació en Canadá en enero entre los camioneros que se oponen a vacunarse, testearse o aislarse para poder cruzar la frontera con Estados Unidos. Con el pasar de los días, las protestas se intensificaron: ampliaron su oposición a todas las restricciones sanitarias y bloquearon tres pasos fronterizos entre Canadá y Estados Unidos, uno ellos, el puente Abassador, una vía clave del comercio entre los países.
Ayer, tras semanas de conflictos, culminó el operativo policial que desalojó a las dos camionetas y alrededor de 10 personas que aún se bloqueaban el puente. El movimiento, que fue calificado por el presidente de Canadá, Justin Trudeau, como una “minoría intensa”, parece alejado de la realidad de la mayoría de los canadienses que sí han optado por vacunarse y lograron que la tasa de mortalidad por Covid sea un tercio respecto a la de Estados Unidos, donde las medidas sanitarias fueron más flexibles.
No obstante, el movimiento canadiense inspiró movilizaciones similares en otras partes del mundo. La policía de París detuvo el sábado a casi 100 personas durante una gran protesta contra el pasaporte sanitario y mantuvo, durante toda la jornada de ayer, un despliegue de seguridad para impedir que los manifestantes bloqueen la ciudad. Aunque, según la policía, alrededor de 450 autos que intentaban ingresar a París a protestar, iniciaron una caravana que se dirigía hacia Bruselas.
Mientras, en Nueza Zelanda, cientos de manifestantes antivacunas acamparon frente al Parlamento, pese al paso de un ciclón que causó apagones y evacuaciones en el país de Oceanía. “Encuentro que la retórica de estas protestas es preocupante, hay un elemento triste, hay un elemento de teoría conspirativa que ha absorbido a la gente”, dijo Grant Robertson, viceprimer ministro de Nueva Zelanda.
Las protestas en Canadá están vinculadas a grupos como “Canadá Unity” que apoyaron teorías conspirativas de ultraderecha en Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump.