Justin Trudeau anunció ayer su dimisión como líder del Partido Liberal que dirige desde 2013 y que permanecerá en el cargo de primer ministro hasta que se elija un nuevo líder. Su renuncia se produce en el contexto de una crisis en su Gobierno minoritario, con la salida del partido NDP que lo apoyaba exteriormente y la dimisión de la viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, en desacuerdo con la respuesta a la amenaza de aranceles de Donald Trump.
Trudeau señaló que le resulta evidente que no puede “ser el líder durante las próximas elecciones debido a las batallas internas”. “No me rindo fácilmente ante una pelea, especialmente una muy importante para nuestro partido y el país. Pero hago este trabajo porque los intereses de los canadienses y el bienestar de la democracia es algo que tengo muy en cuenta”, afirmó.
Trudeau —quien se ha vuelto profundamente impopular por una serie de problemas, incluyendo el aumento del costo de los alimentos y la vivienda— había mantenido silencio públicamente en las últimas semanas, a pesar de la intensificación de la presión para que renuncie tras la salida abrupta de su ministra de Finanzas el 16 de diciembre. La renuncia de Justin Trudeau como líder del Partido Liberal marca el fin de una era política en Canadá.