Desde allí, el pontífice sostuvo que “es fácil arrastrar a la opinión pública fomentando el miedo al otro” y cuestionó que no se utiliza el mismo empeño en hablar de la “explotación de los pobres, las guerras olvidadas y a menudo generosamente financiadas, los acuerdos económicos que se hacen a costa de la gente o de las maniobras ocultas para traficar armas y hacer que prolifere su comercio”.
Por eso, el papa pidió “enfrentar las causas remotas” de la inmigración y “no a las pobres personas que pagan las consecuencias de ello, siendo además usadas como propaganda política”.
Durante su discurso, el papa recordó a los niños ahogados en playas mediterráneas luego de los recurrentes naufragios en la zona y pidió no olvidar “las crudas imágenes de sus pequeños cuerpos sin vida”.
Por último, convocó a no dejar que el mar Mediterráneo se convierta en un mar de muerte y de olvido y solicitó que, respetando la legalidad, se ponga en “primer lugar el valor irrenunciable de la vida de todo hombre”.