La inflación en los Estados Unidos registró una tasa interanual del 7,5% en enero, la mayor cifra desde febrero de 1982, anunció hoy la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS según su sigla en inglés), dependiente del Departamento del Trabajo.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) estadounidense del mes pasado estuvo por encima del 7% de diciembre de 2021 y superó la proyección que hacían los analistas, quienes estimaban un 7,3%. Desde la BLS atribuyen esta cifra a los aumentos en los precios de los alimentos, de la electricidad y de los alquileres. Sin embargo, la inflación subyacente -que no contempla los valores más volátiles de la energía y los alimentos- marcó un 6% anual (también récord desde 1982) y 0,6% mensual.
Este último dato refleja la expansión de las presiones inflacionarias a todos los bienes de la economía, incluyendo componentes estructurales como, por ejemplo, el alojamiento. Uno de los factores que aceleró a la inflación es la falta de correlación entre la oferta y la demanda.
Mientras que la demanda se vio impulsada con beneficios y estímulos otorgados por el Gobierno para activar el consumo; la oferta se enfrentó con múltiples problemas en las cadenas de suministro, un mayor costo del transporte y, en algunos casos, la escasez de fuerza laboral. Por su parte, el presidente Joe Biden, lamentó ayer esta cifra pero aseguró que los aumentos se desacelerarán para fines de año.