Después del carbón, el petróleo. La estrategia de sanciones contra de Rusia por su invasión a Ucrania avanzó ayer en el viejo continente con una medida que esta vez podría repercutir seriamente sobre el régimen de Vladimir Putin. Tras largos debates, la Comisión Europea (CE) propuso un embargo total al petróleo ruso en el marco del sexto paquete de sanciones del bloque contra Rusia.
“Cesaremos progresivamente el aprovisionamiento en petróleo bruto en un plazo de seis meses y el de los productos refinados antes de fin de año”, declaró la presidenta del Ejecutivo, Ursula von der Leyen, al presentar las nuevas sanciones ante el Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo. “Putin debe pagar por su agresión brutal”, sentenció y dijo que “queremos que Ucrania gane esta guerra”. “No será fácil, porque algunos Estados miembros dependen en gran medida del petróleo ruso. Pero simplemente tenemos que hacerlo”, insistió la presidenta comunitaria ante la resistencia de algunas naciones, y enfatizó que la propuesta implica “una prohibición total de la importación de todo el petróleo ruso, marítimo y por oleoducto, crudo y refinado”.
En efecto, países como Hungría o República Checa rechazaron la propuesta de la UE y el bloque quedó fracturado sobre el tema. Hungría incluso amenazó con vetar el acuerdo (ver Hungría…). Sin embargo, Bruselas ya estudia fórmulas para conseguir el embargo con una propuesta hecha a la carta de los países reticentes. Según fuentes diplomáticas, la desconexión se haría de forma progresiva hasta final de año, para dar un margen a países como Alemania, la locomotora económica de la UE, que temen el duro impacto de un desacople inmediato y total del crudo del Kremlin.
Se plantea, además, ofrecer un plazo adicional, de hasta cuatro o cinco años, a otros socios que expresaron su rechazo frontal a cortar los lazos energéticos con Moscú. “No se descarta permitir que algunos países sigan usando combustible de Moscú más allá de 2022”, aclaró una fuente diplomática. Lo cierto es que el embargo debe ser aprobado por unanimidad en el Consejo Europeo (el órgano que representa a los Gobiernos de los 27), una tarea nada sencilla como mostró la primera jornada de negociación, que acabó con el bloque dividido.
Hungría pone palos en la rueda
El proyecto impulsado por el Ejecutivo europeo para embargar el petróleo ruso “no puede ser apoyado responsablemente en su forma actual, no podemos votar responsablemente por él”, dijo ayer el ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, en un video divulgado en su cuenta de Facebook.
A pesar de que el funcionario reconoció que Hungría obtendría, junto a Eslovaquia, un año y medio de transición hasta eliminar las importaciones del combustible ruso, argumentó que se trata de “poco tiempo”. Liderada por el premier Viktor Orban – señalado como cercano a Vladimir Putin-, Hungría importa de Rusia el 60% del petróleo y el 85% del gas que usa.
“No es una cuestión de falta de voluntad o de calendario, sino simplemente la realidad física, geográfica y de infraestructuras”, explicó el ministro, que no descartó vetar la medida en caso de que avance en la Comisión Europea (CE). Además de Hungría, Eslovaquia y República Checa también rechazaron la propuesta.
Fortalecen la ayuda a Moldavia ante temores de otra invasión
La Unión Europea (UE) anunció ayer que va a “aumentar de manera considerable” su apoyo militar a Moldavia, luego de que varios ataques en una región separatista prorrusa de ese país hicieran temer que caiga en la guerra en Ucrania.
“Prevemos aumentar de manera considerable este año nuestro apoyo a Moldavia entregando equipamiento militar a sus Fuerzas Armadas”, declaró el presidente del Consejo Europeo (CE), Charles Michel, durante una visita a la capital, Chisinau. “La UE es completamente solidaria con Moldavia. Es nuestro deber europeo ayudar y apoyar a su país y aumentar nuestro apoyo a su estabilidad, seguridad e integridad territorial”, agregó el funcionario.
Antigua república soviética de 2.500.000 de habitantes ubicada entre Ucrania y Rumania, Moldavia teme ser desestabilizada por la guerra que desgarra a Ucrania, tras la invasión de las tropas rusas en febrero.
Para aumentar sus preocupaciones, una serie de explosiones sacudió la semana pasada a Transnistria, una región separatista apoyada por Rusia que se dividió del país tras una breve guerra en 1992.
El gobierno de Vladimir Putin, que tiene desplegados unos 1.500 militares en Transnistria, dijo estar “alarmado” por esos “actos terroristas” e indicó que seguirá de cerca la situación.
Finlandia y Suecia en la OTAN
Alemania endurece su retórica contra el Kremlin a medida que pasan las semanas y la guerra de Vladímir Putin amenaza a otros países. Ahora, el canciller Olaf Scholz aprobó el envío de nuevo armamento defensivo a Ucrania, una partida millonaria para modernizar el Ejército y la entrega de tanques que solo unos días antes rechazaba por miedo a provocar una tercera guerra mundial.
La invasión de Ucrania es “un punto de inflexión”, subrayó además ayer en presencia de las primeras ministras de Suecia, Magdalena Andersson, y Finlandia, Sanna Marin, con las que comparte la preocupación por los anhelos expansionistas de Putin.
El canciller alertó junto a las dos mandatarias, que sopesan pedir la adhesión a la OTAN, que Ucrania podría ser solo el primer país al que ataca el presidente ruso: “Nadie puede estar seguro de que Rusia no va a volver a romper la legalidad internacional por la fuerza”, afirmó.
Por eso, adelantó que, si finalmente solicitan la entrada en la Alianza, Estocolmo y Helsinki recibirán el apoyo de Berlín. Hace poco más de dos meses, antes de iniciarse la invasión, el entorno de Putin había amenazado con “graves consecuencias militares y políticas” a ambos países. “Se trata de decisiones que deben tomar ellos, pero tenemos claro que si deciden hacerlo pueden contar con nuestro apoyo”, destacó el canciller alemán.