Las incursiones del multimillonario sudafricano Elon Musk en las políticas internas de países europeos, en contra de sus gobiernos y a favor de formaciones ultraderechistas, disparó en estas horas una oleada de repudios de la dirigencia de Alemania y la de Gran Bretaña.
El vicejefe de gobierno alemán, Robert Habeck, acusó a Musk de estar realizando un ataque frontal a la democracia local con su abierto apoyo al partido filonazi Alternative für Deutschlan (AfD) en las elecciones nacionales de febrero.
Desde Londres, por su parte, el gobierno laborista afirmó que Musk “juzga mal y ciertamente está mal informado”. Es porque el magnate aliado de Donald Trump, quien respalda al ultraderechista británico Nigel Farage, afirmó en una cadena de mensajes que el premier Keir Starmer no combate a bandas “que sistemáticamente secuestran y violan a niñas”.