El cambio de estrategia por parte de Rusia en Ucrania tiene por objetivo militar a la infraestructura eléctrica que los últimos bombardeos afectaron en gran manera. Sin electricidad, el pueblo ucraniano se ve impedido al acceso de otros servicios públicos como el agua y el gas. Ante este escenario, ayer las autoridades ucranianas informaron que si bien el servicio eléctrico se restituye poco a poco tras los últimos ataques no descartan “el peor escenario”.
En el país de Europa del Este las temperaturas descienden hasta -20°C en enero, con noches largas y poca luz solar. “No descarto el peor escenario. No habrá una evacuación total, quizá una parcial. Sería una reubicación temporal de ciertos grupos de gente hacia los suburbios y lugares donde haya servicios disponibles”, precisó el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
El presidente, Volodimir Zelenski, advirtió a los ciudadanos que se preparen para las consecuencias de nuevos ataques. Mientras tanto, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acusó al mandatario ruso, Vladimir Putin, de usar el invierno como arma de guerra contra Ucrania y pidió más ayuda económica y armamentística para Kiev.