En un marco de incertidumbre económica y acusaciones cruzadas por la guerra en Ucrania, se celebró la cumbre de ministros de Economía y Finanzas con los responsables de los Bancos Centrales de los países miembros del G20. La cita duró dos días y se realizó en la isla de Bali, en Indonesia, país anfitrión este año del G20.
El principal punto que genera desconcierto es que la cumbre finalizó sin un comunicado conjunto, debido a la falta de consenso en las discusiones que estuvieron dominadas por la ofensiva rusa en Ucrania. El encuentro puso de manifiesto las diferencias entre los líderes occidentales, que denunciaron el impacto de la guerra en la inflación y la crisis alimentaria y energética, y Rusia, que achacó el deterioro de la economía mundial a las sanciones de Occidente.
En lugar del tradicional comunicado conjunto, Indonesia emitió una declaración. “Muchos de nosotros hicimos hincapié en la necesidad urgente de abordar el riesgo de que el aumento de los precios de los productos básicos provoque una inflación persistente”, manifestó la ministra de Finanzas de Indonesia, Sri Mulyani Indrawati.
Pese a la falta de un documento conjunto, la ministra aseguró que se obtuvieron “logros concretos”, sobre todo en relación a las discusiones sobre el cambio climático y a los mecanismos de prevención de futuras pandemias, así como en propuestas para paliar la inseguridad alimentaria.
No obstante, para los analistas, la falta de acuerdo sobre un comunicado conjunto dificultará los esfuerzos coordinados para atajar la inflación y la escasez de alimentos desatada por la invasión de Ucrania. Vale destacar que la reunión tuvo lugar después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortara su previsión de crecimiento mundial.
El grupo reúne a las 20 principales economías industrializadas y emergentes, y Argentina es parte. La ministra de Economía, Silvina Batakis, participó como oradora principal y abordó cómo impulsar una agenda de finanzas sostenibles para fortalecer la recuperación. Ante los representantes del G20, Batakis recordó que el limitado espacio fiscal y la carga de la deuda externa en muchos países de renta media y baja pueden condicionar sus estrategias de desarrollo.