La impactante erupción de un volcán submarino cerca de la isla de Tonga provocó alertas de tsunamis en diversos puntos de las costas en el Pacífico. La potente erupción del volcán Hunga Tonga- Hunga Ha’apai se registró el sábado último y generó un hongo de humo de más de 20 metros que arrojó cenizas al aire y provocó una onda expansiva a través del mar circundante. El volcán se encuentra a unos 64 kilómetros al norte de la isla principal de Tonga, Tongatapu. El país está al noreste de Nueva Zelanda y cuenta con 105.000 habitantes.
La erupción se sintió en numerosos países, tales como Perú, donde dos mujeres murieron ahogadas en una playa de la región Lambayeque (norte) debido al “oleaje anómalo” producido tras la erupción. El gobierno peruano había anunciado la noche del sábado que se cerraron preventivamente 22 puertos en las costas norte y centro del país, frente al océano Pacífico, debido al “oleaje anómalo” derivado de la erupción. En el lugar de la catástrofe, el provocó una ola de 1,2 metros en la capital de las islas Tonga, Nuku’alofa, cuyos habitantes se refugiaron a zonas elevadas dejando atrás casas inundadas y con daños estructurales.
“El tsunami ha tenido un impacto significativo en la banda costera de la parte norte de Nuku’alofa, con barcas y grandes piedras lanzadas a la orilla”, sostuvo la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, añadiendo que por ahora no había noticias de muertos en aquel país. Y añadió que “Nuku’alofa está cubierta de una gruesa capa de ceniza volcánica, pero las condiciones están calmadas y estables”. En esta línea, la potente erupción provocó una cascada de alertas por todo el océano Pacífico: Nueva Zelanda, Fiyi, Australia, Estados Unidos, Japón, Ecuador, Chile, entre otros. Sin embargo, el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico notificó ayer que “en base a los datos disponibles, la amenaza de tsunami ha pasado”.
Si bien en Perú se registraron dos víctimas fatales, en el resto del Pacífico, el fenómeno provocó una ola de 1,2 metros en la remota isla japonesa de Amami y un tsunami de menor amplitud en otras partes del litoral. Por su parte, en Chile, el oleaje alcanzó entre 30 centímetros y un metro. Todas las playas del país, donde miles de chilenos disfrutaban del verano austral, fueron evacuadas mientras los bañistas recibían estridentes alertas en sus teléfonos.