El trágico episodio ocurrido el pasado martes cuando 19 niños y dos docentes fueron asesinados en una escuela primaria de ciudad de Uvalde, en el estado de Texas, Estados Unidos y donde otras 15 personas, recibieron heridas, generó conmoción y trajo nuevamente a debate la posesión de armas.
El ataque se registró en la Escuela Primaria Robb y fue perpetrado por un joven de 18 años de origen hispano, identificado como Salvador Ramos, quien fue muerto luego del suceso por la policía. Cerca del mediodía, provisto de una pistola y un rifle de asalto, Ramos se dirigió a la escuela en un vehículo, el cual abandonó a unos metros del establecimiento, según informaron medios locales.
La policía y otros agentes de seguridad que respondieron al ataque debieron romper ventanas de la escuela para permitir que pudieran escapar alumnos y maestros, de acuerdo a lo expresado por el teniente Christopher Olivarez, del Departamento de Salud y Seguridad Pública de Texas al canal de noticias NBC.
Inmediatamente después de la matanza, el Distrito Escolar (el órgano que rige los centros educativos) emitió una alerta a todas las escuelas de la región para elevar al máximo los protocolos de seguridad. En la escuela protagonista de este hecho estudian una mayoría de niños hispanos, de entre 7 y 10 años, muchos de ellos de familias modestas.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, dijo que el sospechoso, era un residente local y ciudadano estadounidense. Luego de la atroz matanza, el Papa Francisco expresó su consternación y cuestionó la posesión de armas: “Tengo el corazón roto por el tiroteo en la escuela primaria en Texas. Rezo por los niños y los adultos asesinados y por sus familias. Es tiempo de decir basta al tráfico indiscriminado de armas”. Tras la Audiencia General del Vaticano de este miércoles 25 de mayo, el Papa agregó: “¡Comprometámonos todos para que tragedias como esta no puedan ocurrir más!”.