La escalada de tensión entre Rusia y la Unión Europea (UE) se siente cada vez más fuerte, especialmente en lo referido a la crisis energética que atraviesa el continente a raíz de su dependencia del gas ruso para abastecerse que, actualmente, no recibe. La incertidumbre aumenta, al igual que los precios, a medida que el invierno se acerca.
Ayer la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, propuso establecer un tope al precio del gas ruso y una “contribución solidaria” a las energéticas europeas para hacer frente a la crisis que enfrenta el bloque. “El objetivo es muy claro: tenemos que cortar los ingresos de Rusia, que Putin usa para financiar su atroz guerra contra Ucrania”, señaló Von der Leyen. “Nos enfrentamos a una situación extraordinaria porque Rusia no es un proveedor digno de confianza y manipula los mercados energéticos”, aseguró la presidenta de la CE.
Von der Leyen acusó a Rusia de “chantajear” a los europeos con la energía. A modo de respuesta, desde el Foro Económico Oriental el presidente ruso, Vladimir Putin, le contestó a la presidenta de la CE. Putin negó utilizar la energía como “arma” contra Occidente y enfatizó que la suspensión en el envío de gas se debe a que no se cumplieron “obligaciones contractuales”.
La semana pasada, la estatal rusa Gazprom cortó el suministro a Francia por falta de pagos. A su vez, el gasoducto Nord Stream que abastece del hidrocarburo a Alemania y más países europeos no está en funcionamiento. El motivo son tareas de mantenimiento y la reparación de una turbina que Moscú alega es deber de Alemania repararla.
Sobre el gasoducto troncal, el mandatario ruso afirmó: “Si nos dan una turbina, reactivamos mañana el Nord Stream”. Ante un auditorio colmado de empresarios y líderes, Putin exhortó: “Los occidentales dicen que Rusia utiliza la energía como un arma. ¡Otra vez una tontería! ¿Qué arma usamos? Proporcionamos lo que sea necesario según las peticiones hechas” por los países importadores. Rusia afirma que las sanciones occidentales impuestas por la guerra en Ucrania provocaron la falta de piezas de recambio para el funcionamiento del gasoducto Nord Stream, crucial para la provisión de Europa.
Mientras tanto, Rusia suma nuevos apoyos. Si bien el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mantiene relaciones equilibradas entre Rusia y Ucrania, ayer apuntó contra Occidente y dijo que sus políticas “provocadoras” no son las correctas. “No quiero mencionar nombres, pero hay unos países en Occidente que, consideramos, no tienen un enfoque correcto y que se fundamenta en instigaciones, y esas políticas provocadoras no pueden lograr resultados”, declaró Erdogan. “Rusia dejó de suministrar gas natural y los precios subieron. Ahora todos intentan encontrar la forma de sobrevivir al invierno. ¿Por qué no acordaron antes, por qué no pensaron en ello? Recién ahora chequean cuántas reservas hay?”, dijo el presidente.