Los ecuatorianos votaron hoy en unas tensas elecciones presidenciales y legislativas anticipadas marcadas por una ola de violencia inusitada que incluyó el asesinato de un candidato y que se suma a una crisis institucional y económica.
Casi 13 millones y medio de ciudadanos estaban habilitados a elegir, entre ocho postulantes, a un presidente que complete el mandato del conservador Guillermo Lasso hasta 2025, en una jornada que comenzó a las 7 y cerró a las 17 (9 a 19 de Argentina).
«Es un momento decisivo para la patria», dijo la candidata Luisa González, que encabezaba todas las encuestas más recientes, pero no con el apoyo necesario como para evitar una segunda vuelta, el 15 de octubre, tras votar en el oeste del país.
González, del partido Revolución Ciudadana liderado por el expresidente Rafael Correa, ingresó al local de votación de la localidad rural de Canuto, donde creció, fuertemente custodiada por militares armados con fusiles que la acompañaron hasta la mesa donde sufragó.
«Vamos a tomar la decisión de continuar con este olvido al que han dejado al pueblo ecuatoriano sin seguridad, sin educación, sin salud y sin empleo, o empezar un futuro y una esperanza de patria, obras, dignidad y seguridad», dijo González, de 45 años, que es la única candidata mujer.
Otros dos candidatos fueron a votar con chalecos antibalas, entre ellos Christian Zurita, el amigo y reemplazante del asesinado Fernando Villavicencio, quien ha denunciado amenazas de muerte y también llevaba casco al sufragar en una escuela de Quito.
«Son momentos oscuros y difíciles para el país», dijo Zurita a la prensa luego de votar. «Pero estamos a la altura de las circunstancias, enfrentándolas con determinación, lo que significa sacar adelante a este país bajo los principios y el programa que nos hemos propuesto», agregó el candidato por el partido Movimiento Construye.
Por su parte, Lasso votó en un colegio de Guayaquil y llamó a respetar en paz el resultado. «Deseo que la decisión del pueblo se conozca hoy mismo, se la respete, en un ambiente de paz y de tranquilidad, para atender los más acuciantes problemas del pueblo ecuatoriano», dijo.
Lasso explicó el proceso que llevó a la celebración de estas elecciones anticipadas y dijo que la de hoy es una «fecha significativa para la historia de Ecuador», según declaraciones que recogió la agencia de noticias Sputnik.
Por la tarde, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, dijo en conferencia de prensa que la jornada electoral se desarrollaba con normalidad, «sin ninguna incidencia de violencia».
La funcionaria admitió de todas formas que hubo «dificultades» en el voto electrónico habilitado para los electores que viven en el exterior.
«El CNE reconoce las dificultades que se han presentado en la votación telemática, sobre todo en Europa, Asia y Oceanía», dijo Atamaint, aunque aseguró que «las dificultades han sido superadas», sin precisar cuál fue el motivo de la falla.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Zapata, ratificó que el proceso electoral se desarrollaba «sin incidentes a lo largo y ancho del país».
El funcionario recordó que en todo el país fueron desplegados más de 100.000 uniformados e informó que 430 personas fueron detenidas hasta ahora por violar leyes electorales.
Ecuador se convirtió en los últimos años en un centro de operaciones de carteles de droga extranjeros y locales que imponen un régimen de terror con matanzas en las calles y en las cárceles, con secuestros y extorsiones.
Las cifras de homicidios se dispararon y en lo que va de este año ya se bordea el número de asesinatos de todo 2022. la violencia se suma una crisis institucional que tiene al país sin Congreso desde hace tres meses, cuando Lasso decidió disolverlo y llamar a elecciones anticipadas para esquivar la destitución en un juicio político por corrupción.
La crisis, que afecta también la salud, la educación y el empleo y golpea a los sectores más necesitados, a las poblaciones rurales y a los pueblos originarios, generó también un fuerte descreimiento en la clase política.
Partidos y movimientos, y consecuentemente las alianzas, parecieron tomar nota de ese desencanto: excepto la correísta Revolución Ciudadana (RC), ninguna fuerza lleva un candidato con militancia interna, sino que todos son postulantes llegados desde otro sector, con preeminencia de empresarios.
El asesinato de Villavicencio y otros ataques a postulantes y dirigentes marcaron el tono de la breve campaña, de por sí inédita por la decisión de Lasso de usar la llamada «muerte cruzada» y disolver la Asamblea Nacional.
Antes del magnicidio, un sondeo mostraba detrás de González a Villavicencio y luego al exfrancotirador y exparacaidista Jan Topic (derecha), al líder indígena Yaku Pérez (izquierda) y al exvicepresidente Otto Sonnenholzner (derecha).
Tras el asesinato, una nueva encuesta mostró a González aún al frente y en segundo lugar a Topic. Topic votó en la ciudad de Guayaquil, una de las más violentas del país.
Otro candidato, Daniel Noboa, votó en la ciudad costera de Olón vestido con un chaleco antibalas, después de que el jueves tuviera que interrumpir el cierre de campaña porque se escucharon disparos cuando el político saludaba a varios seguidores.
En un país golpeado por una pobreza que llega al 27% en una economía dolarizada, con un cuarto de la población en trabajo informal o desempleada, los ecuatorianos votaron no sólo para elegir al presidente y vice, sino también los 137 legisladores que completarán el actual período de cuatro años previsto hasta mayo de 2025.
Además, participaron en una consulta para definir si continúa o no la explotación petrolera en la reserva de Yasuní, un parque de una riqueza inusual ubicado en la región amazónica.
Quienes viven en el cantón Quito, además, autorizarán o vetarán la explotación de minerales en bosques del Chocó Andino, en los alrededores de la capital.