La democracia en el mundo aún goza de buena salud, pero su esperanza de vida se acorta generación tras generación. Si no es capaz de aportar soluciones prácticas a los problemas que afectan a los jóvenes, empezando por la seguridad económica, sus días como sistema hegemónico de gobierno estarán contados.
Es que el barómetro mundial de Open Society Foundations, difundido a fines del mes de septiembre, no deja lugar a dudas. Aunque el 86% de los 36.000 encuestados en 30 países prefiere vivir en un país democrático, esta cifra cae al 57% entre los menores de 36 años. Es más, el 42% de estas personas, inscriptas en las denominadas generaciones Z y Milennial, cree que las dictaduras militares son mejores formas de gobierno y un 35% preferiría vivir en un régimen civil pero autoritario, sin división de poderes ni un sistema parlamentario efectivo.
La encuesta es una de las mayores realizadas hasta la actualidad y Open Society Foundations la publicó en coincidencia con la Asamblea General de Naciones Unidas. Sobre la mesa de cualquier dirigente, sea demócrata, militar o autoritario, gobierne un país rico o uno en vías de desarrollo, está la policrisis, término que aglutina a los principales retos de la humanidad y que son prioritarios en cualquier sociedad: pobreza, desigualdad, crisis climática, disrupciones tecnológicas, seguridad y corrupción. En ese sentido, las personas que tienen entre 18 y 36 años no ven claro que la democracia pueda solucionar estos problemas y mejorar sus vidas.