El líder laborista Sir Keir Starmer se convirtió ayer en el futuro primer ministro de Gran Bretaña, impulsado por una avalancha de votos sin precedentes en las elecciones legislativas. El laborismo puso así fin a 14 años de uno de los peores periodos de gobierno del Partido Conservador, infligiéndole una derrota histórica que no conocía desde 1906. “Solo Superman hubiese podido evitar la catástrofe del Partido Conservador. Pero el primer ministro Rishi Sunak no es Superman”, estimó con ironía Lord Peter Mandelson, uno de los dirigentes más importantes del Partido Laborista.
Según las primeras proyecciones, el laborismo obtendría la mayoría absoluta de la Cámara de los Comunes, con 410 bancas (209 más que en la legislatura anterior) sobre un total 650. El Partido Conservador perdió 241 bancas, conservado apenas 131 diputados, un derrumbe en relación a los 365 que obtuviera en las elecciones de 2019.
Los centristas del partido Liberal-Demócrata recuperaron 53 escaños, para llegar a un total de 61 diputados. Decepción por el contrario para los independentistas escoceses (SNP), que perdieron 38 bancas reteniendo apenas 10.
El único partido que ganó posiciones fue la extrema derecha de Reform UK que, con 13 curules entrará por primera vez al Parlamento de Westminster, como también lo hará su líder antisistema y antiinmigración Nigel Farage, que lo logró en su octavo intento.
Estas primeras estimaciones, anunciadas inmediatamente después del cierre de las urnas, pueden evolucionar a medida que progrese el conteo de los votos. Pero representan las grandes líneas de los resultados definitivos que deberían conocerse hoy por la mañana. Starmer era el gran favorito y no hubo sorpresas. Todos los sondeos anunciaban que el Partido Laborista sería el vencedor de estos comicios.
El independentista Partido Nacional Escocés (SNP), que domina la vida política local desde hace unos 15 años, llegó a estas elecciones extremadamente debilitado e hizo una malísima elección, ya que la formación de izquierda no consigue definir una estrategia para obtener la independencia. El actual primer ministro, John Swinney, aseguró durante la campaña que ganando la mayoría de las 59 circunscripciones escocesas legitimaría el lanzamiento de negociaciones sobre un referéndum. Pero el SNP apenas obtuvo 10 escaños, 38 menos que en la precedente legislatura.