En la recta final hacia las elecciones presidenciales en Brasil, las últimas encuestas alimentan las esperanzas del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva de ganar en primera vuelta frente al actual mandatario, Jair Bolsonaro, que vuelve a agitar el fantasma del fraude.
Según el último sondeo de la consultora Ipec, en las elecciones del próximo domingo Lula alcanzaría el 48% de apoyo ante el 31% de Bolsonaro, una leve diferencia frente al 47% y 31% que midió hace una semana.
El sondeo revela que Lula podría ganar en primera vuelta, ya que cuenta con el 52% de la intención de voto de los participantes excluyendo las abstenciones y votos nulos, como ocurre según la legislación brasileña.
A su vez, CNN Brasil difundió ayer una encuesta de la agencia AlasIntel que muestra una ventaja menor entre ambos, pero también deja a Lula muy cerca del umbral del 50% para ganar en primera vuelta.
El sondeo arroja un 48,5% de intención de voto para el líder del PT (0,1 puntos menos que la semana pasada) y 41% para Bolsonaro (2,4 puntos más que la última encuesta).
A todo esto, en declaraciones a un canal de la iglesia evangélica, Bolsonaro volvió a poner en duda ayer que vaya a reconocer los resultados y afirmó que se siente víctima de una persecución de la Corte Electoral.
Para evacuar sus dudas, reclamó una “supervisión militar” del conteo de los sufragios, algo sin precedentes, y afirmó que actualmente no hay forma de comprobar “si el proceso será serio”.