El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se presentó ayer ante su principal socio comercial, China, como una de las figuras mundiales dispuestas a romper la hegemonía del uso del dólar estadounidense en el comercio global y a reemplazar con el banco de fomento de los Brics, el NDB, a las instituciones surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El mandatario brasileño hizo su aparición ayer en Shanghái, en la ceremonia de asunción de su aliada y ex mandataria brasileña Dilma Rousseff como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), el banco de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), presentado por Lula como una alternativa a los “organismos económicos tradicionales”.
Antes de la cumbre de hoy en Beijing con su colega chino, Xi Jinping, da Silva cumplió una agenda económica que incluyó también un gesto que fue visto como un desafío a la posición de Estados Unidos: visitó una de las plantas del gigante de las telecomunicaciones Huawei, líder mundial en internet de quinta y sexta generación, el 5G y el 6G.
China, el principal socio de Brasil, le sirvió a Lula como plataforma para convertirse en una suerte de padrino del NDB, con Rousseff como la presidenta. El banco de fomento, creado en 2014 bajo el mandato de Rousseff en Brasil, tiene como miembros extra Brics a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
“Por primera vez se establece un banco de desarrollo de alcance global sin la participación de los países desarrollados en su fase inicial. Libres, por tanto, de las cadenas de las condicionalidades impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes. Y más: con la posibilidad de financiar proyectos en moneda local”, aseguró Lula. “La creación de este Banco demuestra que la unión de los países emergentes es capaz de generar cambios sociales y económicos relevantes para el mundo”, agregó.
En su discurso, Lula defendió también el comercio en monedas locales, la desdolarización, un asunto acelerado por las sanciones del sistema swift contra Rusia, que logró con China, Turquía, Irán y otros países comerciar en rublos sus commodities.
“Todas las noches me pregunto por qué todos los países necesitan comerciar en dólar. ¿Por qué no podemos comerciar respaldados por nuestra moneda? ¿Por qué no podemos comprometernos con la innovación? ¿Quién decidió que el dólar fuera la moneda después de que el oro desapareciera como moneda? ¿Por qué no el yen? ¿Por qué no el real, el peso? Debido a que nuestras monedas eran débiles, no tenían valor en otros países”, dijo.