Los efectos de la guerra en Ucrania se sienten en Europa, principalmente en materia energética. Sumado a esto, el continente atravesó un duro verano con olas de calor e incendios forestales que consumieron miles de hectáreas de bosque. Además, la sequía no da tregua y es la peor de los últimos 500 años. Este dato no es menor ya que los buques de navegación interna, con carbón, petróleo crudo, gas natural o productos químicos, no cargan al completo, provocando la baja en su rentabilidad y menos insumos para comercializar.
Ante este panorama, el presidente francés, Emmanuel Macron, brindó una conferencia de prensa ayer y puso de manifiesto las preocupaciones en común de los países de la Unión Europea. Advirtió sobre el “fin de la abundancia” tanto por la crisis energética a raíz de la guerra en Ucrania y la dependencia del gas ruso como también por la crisis climática y la sequía. “En el fondo, estamos viviendo el fin de la abundancia: el de la liquidez sin coste, el de los productos y tecnologías que nos parecían perpetuamente disponibles y la ruptura de las cadenas de valor. Tendremos arreglos que hacer”, dijo Macron. El presidente consideró que se debe “responder con seriedad y credibilidad, sin ceder a la demagogia”.
Por otra parte, en Reino Unido, se avecina un “invierno dramático”. El director gerente de EDF Energy, Philippe Commaret, pronosticó que en enero más de la mitad de los hogares van a sufrir “pobreza energética”, si el Gobierno no interviene para aliviar el incremento de las boletas de gas y electricidad. La factura promedio para enero podría alcanzar las 500 libras esterlinas (589 dólares), así el costo de la calefacción y la electricidad de un hogar se habrá más que triplicado desde el invierno pasado. Mientras tanto, el saliente primer ministro, Boris Johson, anunció que la solución será responsabilidad de la gestión entrante una vez que se celebren elecciones el 5 de septiembre tras su renuncia. Gran parte de la población británica comenzó a manifestar su descontento, algunos vía redes sociales y otros desde la campaña “Don´t pay” que impulsa no pagar los servicios públicos.
Por último, la sequía y la baja de los ríos también preocupan a los europeos. Los principales ríos tienen el menor nivel de agua registrado en años. Como el Danubio, que en su paso por Hungría, Serbia, Bulgaria y Rumania se formaron islas de arena donde los barcos no pueden navegar. Esto, a su vez, impacta en las centrales energéticas por la falta de agua para refrigerarlas.