Paula Martínez Álvarez, Directora de Comunicaciones de Fundación ACNUR Argentina, alertó ayer, en el marco del Día de las Infancias, que más de 47.000.000 de niños y niñas no pueden volver a sus hogares alrededor de todo el mundo.
Afganistán es un gran ejemplo de la problemática. Allí, 10.000 viviendas fueron destruidas por desastres naturales en el pueblo de Dara e-Shaikha, en mayo pasado. De acuerdo con el último Informe de ACNUR “Tendencias Globales 2023”, si bien las niñas y niños componen el 30% de la población mundial, representan el 40% del total de personas desplazadas por la fuerza.
Cada día, miles de familias se ven obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en otros territorios. Sin embargo, la seguridad que encuentran muchas veces es limitada, ya que los niños de Dara-e-Shaikha deben tomar clases a la intemperie debido a la destrucción de tiendas e instituciones en su pueblo. Esto los expone a las inclemencias del clima, pero continúan con su educación a pesar de las adversidades.
Tras décadas de conflicto, millones de personas en Afganistán viven en situación de pobreza y sufren hambre. La situación se complica aún más con desastres naturales que azotan el país con frecuencia y la vulneración generalizada de los derechos humanos,sobre todo en detrimento de mujeres y niñas. En Afganistán 3,25 millones de personas han sido desplazadas por los conflictos al interior del país y 23,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con urgencia.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías, las inundaciones y temperaturas excesivamente elevadas, son cada vez más frecuentes e intensos, tanto que, a finales de 2023, casi tres cuartas partes de las personas desplazadas por la fuerza vivían en países con una exposición alta o extrema a los peligros relacionados con el clima.
“El cambio climático ha estado exacerbando las necesidades y los riesgos de protección que enfrentan las personas desplazadas; también ha provocado nuevos desplazamientos prolongados y sucesivos”, dijo Martínez Álvarez. “La desigualdad es tan grande que no sólo lleva al desplazamiento, sino que aumenta vulnerabilidades como la pobreza, los riesgos de protección y obstaculizan el disfrute de los derechos humanos, particularmente en mujeres y niños, ya que el 49% de los desplazados internos son niños y niñas”, agregó.
En Afganistán el 62% de los desplazados internos son niños. Esta cifra alarmante muestra que es el segundo país después de Somalia con mayor proporción de niños en esta situación. Es por ello que Afganistán atraviesa una de las crisis humanitarias de mayor proporción en el mundo: más de la mitad de la población necesita asistencia humanitaria, el sistema sanitario está por colapsar, los efectos del cambio climático están profundizando la pobreza y acentuando la inseguridad alimentaria.