La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, intentó desmarcarse ayer de los dichos del ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, quien había señalado que la llegada de personas inmigrantes al país puede ser una “sustitución étnica”, una construcción usada por grupos supremacistas.
“La teoría de la gran sustitución es un mito neonazi de que los blancos están siendo reemplazados por no blancos”, criticó ayer una nota oficial publicada en el sitio del Ejecutivo que encabeza Meloni. “A menudo, como en tantas otras teorías de la conspiración, los judíos son señalados como los verdaderos culpables”, agregó la nota
Lollobrigida, cuñado de Meloni, había pedido el martes “incentivar los nacimientos” como forma de evitar una “sustitución étnica” ante la llegada de las personas extranjeras necesarias para ocupar los puestos de trabajo vacantes en el país. La misma Meloni, en ese acto, no quedó por fuera de la polémica, ya que aseguró que no se necesitan más migrantes para paliar la mano de obra, sino que las mujeres trabajen.
La oposición que lidera Elly Schlein, al frente del progresista Partido Demócrata (PD), salió al cruce de los comentarios: “Sus palabras son repugnantes e inaceptables por parte de alguien en su cargo. Nos retrotraen a los años treinta, son palabras que tienen el sabor del supremacismo blanco”, dijo Schlein. “Espero que Giorgia Meloni y el Gobierno se distancien de estas declaraciones, realizadas el día en que el presidente de la República, Sergio Mattarella, visita (el campo de exterminio nazi de) Auschwitz”, dijo. También en el arco opositor, el diputado de Alianza Verde Angelo Bonelli respondió a Lollobrigida y consideró que el ministro “creció políticamente con la alarma de la invasión negra, y sus referentes políticos fueron los que hicieron las leyes raciales en Italia contra los judíos”.
Lo cierto es que las declaraciones de Lollobrigida coinciden con algunas medidas radicales que el Ejecutivo italiano se dispone a tomar contra la migración irregular, como la declaración del estado de emergencia y la eliminación de la figura de la protección especial para los migrantes a través del llamado Decreto Cutro (por el municipio calabrés donde se produjo hace dos meses el naufragio que terminó con la vida de 91 migrantes). Se trata de una medida muy discutida, ya que los expertos creen que solo creará más problemas sociales. El presidente Mattarella, que desde Polonia llamó a Europa a reformar las reglas de inmigración y asilo “prehistóricas”, no ve con buenos ojos que se elimine esta figura.