Miles de seguidores del ex mandatario de Brasil Jair Bolsonaro, que reclaman un golpe de estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, invadieron ayer el Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF) prácticamente sin resistencia de la policía.
En respuesta, Lula da Silva determinó la intervención federal en la seguridad de Brasilia, cuyo gobernador, Ibaneis Rocha, es un aliado de Bolsonaro. Los agresores lograron entrar sin resistencia al Congreso, al Palacio del Planalto y el STF, donde destrozaron muebles y se pasearon destruyendo todo a su paso, ante la mirada pasiva de los policías. En ese sentido, la Policía Militar logró desalojar y recuperar los edificios más de cuatro horas después de comenzada la invasión, y reportaron la detención de al menos 150 personas.
Tras calificar de “fascistas” a los manifestantes, Lula determinó la intervención de las fuerzas de seguridad en Brasilia hasta el 31 de este mes, mientras el gobernador Rocha decidió echar a su secretario de Seguridad, Anderson Torres. “Decreto la intervención federal en el distrito federal, que se limita al área de la seguridad pública, con el objetivo poner fin al grave comprometimiento del orden público”, leyó Lula en un mensaje televisado.
El ataque a las instituciones en la Plaza de los Tres Poderes fue llevado a cabo por más de 5.000 personas que llegaron en más de 80 ómnibus de todo el país. Estas personas protestaban en todo el país en las puertas de los cuarteles para pedir un golpe, anular la elección de Lula y reponer a Bolsonaro desde noviembre. El presidente del Partido Liberal de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, aseguró que esta manifestación “no representa al partido ni a Bolsonaro”. Los manifestantes rompieron vidrios, cámaras de seguridad, armarios y despachos en el Planalto y el STF. En la corte fue retirada la puerta del despacho de Alexandre de Moraes, el juez que investiga al bolsonarismo y al presidente por atentar contra la democracia desde 2020.
Mandatarios y líderes de todo el mundo condenaron luego el intento de golpe en Brasilia. El presidente de Chile, Gabriel Boric, calificó como “impresentable” el ataque. “El gobierno de Brasil cuenta con todo nuestro respaldo frente a este cobarde y vil ataque a la democracia”, agregó.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, subrayó que “es hora urgente de reunión de la OEA (Organización de Estados Americanos) si quiere seguir viva como institución”. En tanto, el presidente de México, Andrés López Obrador, opinó que fue “reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos”.
Por su parte, la Celac publicó su “su respaldo al Gobierno de Lula, elegido por el pueblo de Brasil, y rechaza las acciones violentas contra las instituciones democráticas brasileñas”. El presidente estadounidense, Joe Biden, consideró “indignante” el ataque, y el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó que su país “condena cualquier intento por socavar la democracia”.
A su vez, la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez pidió “dejar de dar refugio” en el país norteamericano a Bolsonaro. “Hace casi dos años el Capitolio estadounidense fue atacado por fascistas. Hay movimientos fascistas en el extranjero que intentan hacer lo mismo en Brasil”, apuntó. “Estados Unidos debe dejar de dar refugio a Bolsonaro en Florida”, añadió luego
“Todos pagarán con la fuerza de la ley”
Lula da Silva calificó de “acto antidemocrático” las manifestaciones golpistas que tuvieron lugar ayer en las sedes gubernamentales de Brasilia y prometió averiguar quién financió el accionar de los radicales bolsonaristas.
“Aquellas personas a las que llamamos fascistas, que son lo más abominable de la política, invadieron el Palacio y el Congreso”, aseveró Lula desde San Pablo. Para el mandatario, quienes cometieron este acto son “nazis” y “fascistas”, seguidores de un “genocida” como Bolsonaro.
Además, arremetió contra las fuerzas de seguridad de la capital brasileña: “La Policía estaba guiando a los vándalos y no hacían nada para mantener la seguridad”, criticó y aseguró: “Los policías no quedarán impunes porque no generan confianza a la sociedad brasileña”. Y culminó:“Vamos a averiguar quiénes son los financistas de los que fueron hoy (por ayer) a Brasilia, y todos pagarán con la fuerza de ley”.
Grandes similitudes con el ataque al Capitolio en EE.UU.
A dos días de cumplirse el segundo aniversario de la toma del Capitolio en Estados Unidos, los miles de seguidores del ex mandatario de Brasil Jair Bolsonaro que invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia encuentran puntos de contacto entre los dos procesos.
El asalto al Capitolio, sede del Congreso estadounidense, el 6 de enero de 2021 intentó evitar el reconocimiento por parte de los legisladores del resultado de las elecciones del 3 de noviembre de 2020 a favor de Joe Biden. En cambio, en Brasil, los ataques contra los edificios de los tres poderes tienen a Luiz Inácio Lula da Silva ya a cargo de la presidencia, mando que asumió el pasado 1 de enero.
Sin embargo, el 12 de diciembre, cuando Lula fue diplomado como presidente electo en una ceremonia en el Tribunal Superior Electoral, los manifestantes de la extrema derecha habían intentado tomar la sede de la Policía Federal. Además, el mandatario saliente, al igual que en Estados Unidos dos años atrás, nunca reconoció su derrota y no participó de la ceremonia de paso de mando.
Además, el expresidente republicano, que anunció que volverá a aspirar a la Presidencia en 2024, “minimizó la gravedad del ataque” en los días posteriores a los disturbios, agregó el documento. En el caso de Brasil, Bolsonaro calificó las protestas que se suceden desde su derrota como “legítimas” aunque criticó los intentos “terroristas” de explotar bombas antes de la asunción de Lula.