Ortega, de 75 años, se aprestaba a ratificar otros cinco años como presidente, a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y con su esposa Rosario Murillo, de 70 años, candidata a la vicepresidencia por segunda vez.
Nadie dudaba de su permanencia en el poder ya que Ortega -quien gobernó en la década de 1980 luego de que la guerrilla del FSLN derrocara en 1979 al dictador Anastasio Somoza- enfrentaba a cinco candidatos desconocidos para la mayoría de los nicaragüenses.
Unos 4.400.000 de electores estaban llamados a las urnas para elegir también a 90 diputados de la Asamblea Nacional (parlamento) y 20 para el Parlamento Centroamericano.
La jornada de votación también es el final de un proceso por demás cuestionado tras la detención de casi una cuarentena de opositores, entre ellos siete precandidatos presidenciales, la prohibición de participar a tres partidos y la cancelación a una veintena de ONG.
Incluso en las horas previas a la jornada electoral, el observatorio ciudadano Monitoreo Azul y Blanco denunció el arresto arbitrario de 21 personas -17 hombres y cuatro mujeres- en nueve departamentos del país.