La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, finalizó ayer su polémica visita a Taiwán con la confirmación del desafío para China, ya que reafirmó el compromiso de su país con la autonomía de la isla que el gigante asiático considera parte irrenunciable de su territorio, que reaccionó con ejercicios militares, despliegue de aviones de guerra y sanciones económicas a la “provocación” norteamericana.
“Nunca los abandonaremos”, le dijo Pelosi a la presidenta Tsai Ing-wen antes de que su avión despegara desde Taipéi para continuar con su gira por Asia. “El mundo enfrenta hoy una elección entre la democracia y la autocracia. La determinación de Estados Unidos de preservar la democracia, aquí en Taiwán y alrededor del mundo, se mantiene incontrovertible”, enfatizó Pelosi antes de partir.
La reacción de China, que considera a Taiwán como parte de su territorio, no se hizo esperar, y la Cancillería ratificó los ejercicios militares anunciados cerca del archipiélago, con una movilización importante de armamento que inquietó a los países vecinos. “El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China está en alerta máxima y lanzará una serie de acciones militares selectivas para (…) defender la soberanía nacional y la integridad territorial y frustrar la interferencia externa y los intentos separatistas de ‘independencia de Taiwán’”, afirmó el vocero del Ministerio de Defensa.
Estos ejercicios, iniciados en la noche del martes alrededor de la isla, incluyen ataques marítimos y terrestres, entrenamientos de combate aéreo con la participación de armas reales avanzadas, incluidos aviones de combate furtivos J-20 y DF-17 y misiles hipersónicos. La tensión es tal que el ministerio de Defensa taiwanés advirtió al régimen de Xi Jinping que la isla tiene “la capacidad y la voluntad de defender nuestra preciada libertad y democracia” y “mantener la estabilidad” en la región, luego de informar una nueva incursión de 27 aviones militares chinos en su zona de defensa aérea.
Desde Tokio, el Gobierno de Japón manifestó a China su preocupación por las maniobras, que denunció se sobreponen a su zona de exclusión económica. Para completar el combo potencialmente explosivo, el fuerte despliegue militar chino se produce mientras varios barcos de guerra estadounidenses surcan las aguas de la región acompañando a Pelosi, incluyendo portaaviones con unidades de combate F-35 de última generación.