A poco de cumplirse seis meses de la guerra en Ucrania, aumenta el temor sobre el recrudecimiento de los ataques alrededor de la central nuclear de Zaporiyia. Se trata de la más grande de Europa y actualmente se encuentra ocupada por las fuerzas rusas. En la víspera, el canciller alemán, Olaf Scholz, el primer ministro británico, Boris Johnson y el presidente estadounidense, Joe Biden, mantuvieron un encuentro virtual y abogaron por “contención” militar.
Los líderes pidieron que una misión de inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) visite el lugar “tan pronto como sea posible para determinar el estado de los sistemas de seguridad”, según un comunicado conjunto. Enfatizaron “la necesidad de evitar operaciones militares cerca de la planta” de Zaporiyia.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, invitó a Naciones Unidas a inspeccionar la central nuclear y a visitar la cárcel en Olenivka, donde murieron prisioneros de guerra ucranianos en un bombardeo. Así lo acordó Putin junto a su par francés, Emmanuel Macron, el pasado viernes. “Los presidentes destacaron la importancia del envío urgente de una misión del OIEA a la central nuclear, que permita evaluar la situación en el lugar de los hechos”, informó el Kremlin sobre el encuentro virtual entre ambos mandatarios.
Al momento no hay claridad sobre la situación, ya que tanto Rusia como Ucrania se acusan mutuamente sobre la responsabilidad de los ataques. “Putin, en particular, subrayó que los bombardeos sistemáticos del territorio de la central atómica de Zaporiyia por parte de los militares ucranianos generan el peligro de una catástrofe de gran envergadura, que puede conducir a la contaminación radiactiva de amplios territorios”, señaló el Kremlin.
Asimismo, Rusia acusó a Ucrania de usar armas químicas en un ataque a la central nuclear a finales de julio. “El 31 de julio varios militares rusos que cumplían una misión en la localidad de Vasilevka, en Zaporiyia, fueron internados en el hospital con síntomas de un fuerte envenenamiento. Según los análisis realizados, en el organismo de los soldados se halló la toxina botulínica del tipo B”, indicó el Ministerio de Defensa en Moscú. Se trata de una neurotoxina, conocida como “Agente X” que afecta las mucosas y puede provocar la muerte por asfixia.
Conmoción por el atentado contra Dugina
El gobierno ruso investiga el atentado contra Daria Platónova Dugina, hija del filósofo nacionalista Aleksandr Dugin. La muerte de la joven, al explotar una bomba en el auto que conducía, generó una gran conmoción ya que es la hija del filósofo al que el gobierno de Vladimir Putin acude para argumentar su expansión, bajo el concepto de “Nueva Rusia”.
La vocera de la Cancillería rusa dijo que seguían una “pista ucraniana” y que el atentado habría estado dirigido a Dugin. El asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, negó las acusaciones. En tanto, otra muerte sacude al entorno de Zelenski.
Se trata del jefe regional de los servicios de seguridad e inteligencia (SBU) ucraniano, Oleksandr Nakonechny. Fue encontrado por su mujer, después de escuchar disparos en su departamento. Recientemente Zelenski despidió a Ivan Bakanov, jefe del SBU y amigo íntimo, por supuestos casos de espionaje y comenzó la revisión de su personal.